Investigadores de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de Wisconsin-Madison, en Estados Unidos, han descubierto cómo 'Listeria monocytogenes', un patógeno común transmitido por los alimentos, viaja a través del cuerpo de la madre para atacar fatalmente la placenta y el feto durante el embarazo temprano en un mono macaco.

El estudio, publicado esta semana en 'mBio', una revista de acceso abierto de la Sociedad Americana de Microbiología, aclara por qué la infección por Listeria es devastadora para muchas mujeres embarazadas infectadas y sus fetos. El trabajo plantea preguntas sobre nuestra comprensión actual del riesgo de listeriosis en el embarazo temprano y revela pistas que pueden llevar a seleccionar mejor las intervenciones durante el embarazo.

"Hubo una profunda colonización del tracto reproductivo y una rápida desaparición fetal con la exposición a la Listeria durante el primer trimestre. En cualquier momento durante el embarazo, querríamos poder monitorear cuidadosamente lo que está sucediendo en la madre y el feto después de la exposición a un agente infeccioso", relata el principal autor del estudio, Ted Golos, profesor de Ciencias Reproductivas en Wisconsin-Madison

Por supuesto, eso es casi imposible de hacer en pacientes humanos, así que Golos y sus colegas en el Centro Nacional de Investigación de Primates de Wisconsin han desarrollado un modelo de primate no humano de embarazo usando el macaco cynomolgus, un mono cuyo embarazo, placenta y fetal se parece a la de los humanos.

Se ha pensado que la listeriosis representa el mayor peligro para una mujer en su tercer trimestre, cuando puede llevar a un parto prematuro, infección fetal o muerte fetal. Por ello, se aconseja a las mujeres gestantes que no consuman embutidos y leche o quesos blandos que no se pasteurizan.

"Lo que hace que la Listeria sea particularmente peligrosa es que puede multiplicarse a temperaturas de refrigeración", destaca el profesor Chuck Czuprynski, director del Instituto de Investigación de la Alimentación en UW-Madison y colaborador del proyecto. La mayoría de las personas sanas pueden eliminar fácilmente las bacterias de sus sistemas.

Hasta ahora, no se sabía mucho sobre el impacto de Listeria en el embarazo temprano. La nueva investigación plantea la posibilidad de que algunos abortos involuntarios en el primer trimestre puedan deberse a una infección por Listeria no detectada, que a menudo no causa síntomas o son leves, como fiebre baja o náuseas, en mujeres gestantes.

El equipo expuso cuatro macacas embarazadas a una dosis moderada de bacterias de Listeria, suministrándoles una pizca de nata montada contaminada los días entre 36 a 46 de la gestación, lo que corresponde a la semana seis o siete de un embarazo humano. Esperaban ver algunos resultados adversos del embarazo, pero se sorprendieron por la rápida propagación de la infección al feto: entre los días 7-13 después de la exposición, los cuatro fetos habían muerto en el útero.

El estudiante graduado y uno de los autores del trabajo Bryce Wolfe siguió las infecciones en las madres a través de muestras de sangre y fecales y en los fetos mediante ecografía. Todas las madres mostraron signos de infección bacteriana en su torrente sanguíneo, pero tuvieron pocos o ningún síntoma.

Cuando Wolfe examinó los tejidos maternos y fetales en busca de signos de infección, encontró que el sistema inmunológico de las madres aparentemente eliminaba las infecciones, con muy pocas bacterias en sus bazos, hígados y ganglios gastrointestinales. Por el contrario, había cargas altas de bacterias presentes en los tejidos fetales, el líquido amniótico, el cordón umbilical, la placenta y la decidua, el revestimiento especializado del útero embarazado.

"No esperábamos ver que las bacterias colonizaran el feto tan rápido y tan consistentemente", reconoce Wolfe, candidato de doctorado en la UW-Madison y el autor principal del estudio. "La decidua y la placenta, que conforman la interfase materno-fetal, estaban cargadas de bacterias", subraya.

Parece que el sistema inmunológico del mono puede proteger a la madre, pero no al feto, y que las bacterias se dirigen a los tejidos reproductivos vulnerables. En los macacos, Wolfe vio daño celular en la placenta y las membranas fetales que se observa a menudo en las infecciones por 'Listeria' durante el embarazo humano. Golos plantea la hipótesis de que el daño a la decidua y la placenta podría estar interrumpiendo la barrera placentaria para mantener los patógenos fuera del útero.

Czuprynski considera que el estudio plantea preguntas importantes sobre si Listeria y tal vez otros patógenos causan infecciones leves en las madres que afectan negativamente al embarazo. A su juicio, el estudio es el primero en seguir el progreso de un patógeno desde el tracto gastrointestinal a través del cuerpo de un primate embarazada hacia el feto. "Tenemos razones para creer que refleja lo que ocurre en las mujeres", añade.

A partir de ahora, el equipo investigará qué está sucediendo con las células inmunitarias que examinan y protegen la interfaz materno-fetal, porque entender mejor qué están haciendo esas células durante una infección podría conducir a mejores maneras de detectar y tratar la infección para proteger al feto. Una vez más, aprovecharán el modelo animal. "Se puede seguir el curso del tiempo de la infección, comprender los eventos iniciadores e idear maneras de prevenir el daño que conduce a un mal resultado del embarazo", concluye Golos.