Hormigueos, malestar o necesidad de moverse a toda costa son los síntomas más frecuentes del conocido como síndrome de las piernas inquietas, un trastorno que afecta al 10 por ciento de la población de los que, sin embargo, la mayoría (90%) no están adecuadamente diagnosticados ni saben qué es lo que padecen.

De hecho, recuerda el Instituto Médico Quirúrgico (IMQ) con motivo del Día Mundial de este trastorno que se celebra este viernes, 23 de septiembre, la mayoría de afectados suele atribuir estos síntomas a otros problemas.

La característica más frecuente es la sensación extraña en las piernas que les produce un deseo irresistible de moverlas. "Lo describen en ocasiones como hormigueos o que les resulta insoportable la sensación del roce con las sábanas, pero en muchas ocasiones únicamente describen una sensación imprecisa y desagradable que se alivia al levantarse y andar", ha explicado Alfredo Rodríguez-Antigüedad, neurólogo de IMQ.

Este síntoma suele presentarse tras el reposo, aunque es característico al anochecer, lo que suele provocarles dificultad para conciliar el sueño.

La mayoría de estos pacientes presentan además movimientos involuntarios de las piernas durante el sueño, aunque este síntoma suele pasar en ocasiones desapercibido. Y en algunas personas este trastorno es una manifestación de otras enfermedades como la insuficiencia renal crónica avanzada, la artritis reumatoide, la fibromialgia u otros problemas neurológicos como una polineuropatía.

De entre estas causas que pueden provocar la enfermedad cabe destacar la falta de hierro, que cuenta con un tratamiento sencillo. No obstante, en la mayoría de personas no hay una enfermedad o trastorno concreto que dé lugar a su aparición.

Se estima que alrededor del 40 por ciento tienen antecedentes familiares del mismo problema, lo que demuestra que en muchos casos se trata de un problema heredado genéticamente. De hecho, se conocen tres genes diferentes que están relacionados con el síndrome de las piernas inquietas.

Además, parece que las neuronas responsables del síndrome de las piernas inquietas están relacionadas con las que controlan el ritmo de vigilia-sueño. "No depende de los hábitos de vida, aunque un régimen de vida poco higiénico --fumar, beber o dormir mal-- puede incrementar los síntomas en las personas que padecen este problema", según Rodríguez-Antigüedad, que nos da las claves para su detección y tratamiento.

Diagnóstico y tratamiento

Siempre que una persona note los síntomas descritos debe acudir a su médico de Atención Primaria. Si éste sospecha que puede tratarse de este trastorno le remitirá al neurólogo. Este especialista confirmará el diagnóstico y, en caso afirmativo, buscará una enfermedad subyacente y en su caso indicará un tratamiento. En este campo, ciertos medicamentos que se usan para en la enfermedad de Parkinson son muy eficaces para este síndrome.

El reconocimiento social de este trastorno junto con el correcto diagnóstico y tratamiento de los pacientes son los principales avances en este campo. También se ha progresado en la identificación de las bases genéticas de esta enfermedad y en el conocimiento de las estructuras neurológicas implicadas.

Pese a ello, explica este experto, desafortunadamente esta enfermedad no se puede prevenir. A los pacientes se les aconseja que tengan hábitos de sueño sanos, así como que eviten los estimulantes y el tabaco. Además, se sabe que la confirmación del diagnóstico en sí mismo suele aliviar emocionalmente a los pacientes, que a menudo sufren la presión de sus familiares que no comprenden que ese deseo de levantarse y andar no corresponde a una 'manía'.