El virus de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo se transmite de garrapatas a humanos pero en la mayoría de casos no causa ninguna sintomatología o es similar al de una gripe, y sólo en los casos más graves es cuando hay más riesgo de complicaciones y contagio a otras personas que, no obstante, es inferior al de otros virus causantes de estas fiebres como el ébola.

Este jueves la Comunidad de Madrid ha confirmado los dos primeros casos de esta enfermedad registrados en España con carácter autóctono, no importados de otro ámbito geográfico, en un hombre que falleció la semana pasada tras la picadura de una garrapata y una enfermera que le atendió en la UCI del Hospital Infanta Leonor y actualmente se encuentra ingresada en la Unidad de Aislamiento de Alto Nivel del Hospital La Paz-Carlos III.

El virus (Nairovirus), de la familia de Bunyavirus, no obstante, está presente en España desde 2010, según ha asegurado a Europa Press José Antonio Oteo, director del Centro de Rickettsiosis y Enfermedades Transmitidas por Artrópodos Vectores del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja, cuando se detectó en la provincia de Cáceres en garrapatas de la especie 'Hyalomma marginatum', que actúa como vector.

"El virus se detectó en garrapatas recogidas sobre ciervos", según ha explicado este experto, que años más tarde confirmó que tanto el virus como las garrapatas pudieron llegar a España a través de aves migratorias procedentes de Marruecos.

Pese a ello, el hecho de que hasta ahora no se hubieran detectado casos en humanos muestra que esta garrapata --presente por toda España-- no suele provocar muchas picaduras, menos que otras como la marrón presente en los perros. De hecho, se hicieron análisis de sangre para ver si cazadores de la zonas para ver si habían estado expuestos al virus y no detectaron la presencia de anticuerpos.

La Comunidad de Madrid investiga dos posibles casos de fiebre hemorrágica

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Además, según reconoce Oteo, también miembro de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), estudios en otros países han demostrado que el virus no siempre provoca casos de fiebre hemorrágica.

"Se ha visto que el porcentaje de población que ha desarrollado anticuerpos tras estar expuesto al virus es superior al número de casos detectados", ha apuntado, de modo que "la mayoría de personas no van a enfermar o presentarán síntomas similares a los de una gripe".

En aquellos casos poco frecuentes en los que se desarrolla fiebre hemorrágica, los síntomas más frecuentes son fiebre, náuseas, diarrea y un descenso de los niveles de plaquetas que favorecen los cuadros hemorrágicos y causar fallos en diferentes órganos.

En ese momento, según Oteo, "hay más cantidad de virus y está presente en secreciones, sangre, vómitos o heces, y es cuando el riesgo de contagio es mayor", en referencia al contagio de la enfermera que atendió al paciente ya fallecido.

No obstante, la experiencia en otros países ha demostrado que "es menos contagioso" que otros virus causantes de estas patologías como el ébola mientras que la mortalidad en caso de cuadro hemorrágico tampoco es mayor, y oscila entre el 5 y 60 por ciento según las series analizadas.

"Además, en la mayoría de casos cuando se confirma la infección las medidas de control adoptadas permiten cortar la transmisión", ha explicado, para lo que es necesario que los afectados permanezcan en unidades de aislamiento.

En cuanto al tratamiento, Oteo, miembro de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), ha apuntado que es fundamental el soporte vital y la administración de ribavirina, un antiviral de amplio espectro que ha demostrado una muy buena respuesta ante estos casos.