Durante el verano no sólo hay que cuidar la piel sino, también, los ojos, ya que una exposición prolongada al sol sin la correcta protección puede llegar a producir quemaduras en la córnea (fotoqueratitis) o daños en la conjuntiva que se presentan como fotofobia, ojo rojo o lagrimeo.

De hecho, según ha asegurado la doctora del servicio de Oftalmología del Hospital La Milagrosa de Madrid, María Capote, se ha demostrado que la exposición a radiación UV-B aumenta el riesgo de cataratas.

Por ello, la experta ha aportado seis consejos para cuidar la vista durante el verano.

1. Que el cristal de la gafa cumpla con la normativa CE y filtro. El color de las gafas no es sinónimo de filtro UV. La marca CE (es el estándar mínimo de garantía) y debe aparecer claramente el número de filtro que poseen (del 0 al 4).

2. Elegir el color adecuado del cristal de la gafa. Un cristal oscuro no quiere decir que proteja mejor. De hecho, un cristal muy oscuro pero sin el filtro adecuado deja pasar los rayos UVA y UVB porque la pupila está más dilatada al ser el cristal oscuro.

3. Las nubes no tienen filtro. En condiciones de poco sol también hay presencia de rayos UV.

4. Adapta tu protección según la necesidad de cada ambiente. Los filtros 2,3 y 4 son los más adecuados para realizar ejercicio al aire libre, exposición al sol en playa o montaña y deportes acuáticos y alta montaña. No obstante para una exposición prolongada al sol, se recomiendan cristales con filtro ultravioleta de 400 nanómetros, detiene el cien por cien de los rayos UV, no siendo necesarios los cristales polarizados.

5. Nunca mires directamente al sol. Mirar directamente hacia el sol, incluso durante un eclipse, puede provocar daños irreparables en el ojo.

6. Todos estamos expuestos. Los niños también deben protegerse frente a los rayos solares y pueden utilizar gafas de sol desde cualquier edad.