Las enfermedades cardiovasculares suponen aproximadamente el 10% de todas las urgencias y son cada vez más numerosas dado el creciente y progresivo envejecimiento de la población. Son las urgencias más frecuentes en Atención Primaria y su gravedad es muy importante dado que muchas de estas enfermedades tienen la capacidad de matar.

Según explica a Infosalus el doctor Vicente Palomo, miembro del Grupo de Patología Cardiovascular de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), las dolencias cardiovasculares matan a más de 125.000 personas en España cada año. "El infarto de miocardio es la primera causa de mortalidad en varones de más de 60 años y entre las mujeres, aunque el ictus es la causa de mortalidad más frecuente entre las cardiovasculares, se espera que el infarto de miocardio lo sea también en los próximos años", añade el doctor Palomo.

Entre el género femenino, la mortalidad por infarto de miocardio en mujeres triplica a la que ocasiona el cáncer de mama y el total de la mortalidad cardiovascular es también superior a la que produce la suma de todos los tumores malignos.

Por este motivo, el portavoz de la SEMG apunta que el médico de Atención Primaria, que se encuentra en primera línea de la atención médica en todos los horarios y en todas las poblaciones, se va a enfrentar a emergencias clínicas cardiovasculares en las que va a disponer de muy poco tiempo para actuar de forma rápida y estabilizar al paciente antes de su traslado al hospital o su vuelta a casa recuperado.

Un ranking que puede ser mortal

A continuación el doctor Palomo explica cuáles son algunas de las emergencias cardiovasculares más comunes atendidas en los centros de salud españoles:

1. Infarto de miocardio

Para su diagnóstico es crucial la sintomatología del paciente junto con las alteraciones electrocardiográficas que suelen aparecer.

2. Insuficiencia cardíaca

Los avances en Cardiología, que han aumentado la supervivencia a un primer evento cardiovascular, hacen que muchos pacientes que fallecían hace 15 o 20 años, sobrevivan hoy en día y tengan tiempo de evolucionar hacia un fallo del corazón en su misión de bombear la sangre, o insuficiencia cardiaca. Además, el envejecimiento de la población hace que las enfermedades propias del anciano sean mucho más frecuentes y la insuficiencia cardiaca es una de ellas.

Síntomas como el cansancio, los edemas o la falta de aire (disnea), pueden delatar una insuficiencia cardiaca crónica que en algún momento, por determinadas enfermedades intercurrentes como infecciones respiratorias, arritmias u otras, pueden provocar un fallo cardiaco agudo y crítico con "encharcamiento" pulmonar.

3. Emergencia hipertensiva

En esta situación de riesgo vital se presentan manifestaciones clínicas muy alarmantes por excesiva presión arterial (superior a 200 mm Hg de presión sistólica y/o 120 mm Hg de presión diastólica). La sintomatología puede ser variada según qué órgano se ve afectado, desde una angina de pecho, a un ictus, a un fracaso renal o a hemorragias en la retina, por ejemplo.

4. Tromboembolismo pulmonar.

En ocasiones tras intervenciones quirúrgicas, o por traumatismos severos con fracturas o aplastamiento de tejidos, favorecido por tumores malignos, estados de excesiva coagulabilidad de la sangre o en algunas mujeres debido al uso de anticonceptivos hormonales, se forma un coágulo en una vena del organismo que al desprenderse puede llegar al pulmón provocando un embolismo que no es raro provoque en el paciente una muerte súbita.

5. Arritmias

Son los trastornos del ritmo cardiaco, ya sea por exceso (taquicardias), por defecto (bradicardias) y por la aparición de ritmos anormales. Suelen manifestarse clínicamente como un síncope (pérdida de conocimiento), un fallo cardíaco o por la aparición de palpitaciones. Para el diagnóstico de las arritmias es fundamental la historia clínica, la exploración física y el electrocardiograma. Algunas arritmias constituyen una emergencia vital en la que se hace necesario el uso de un desfibrilador, otras se controlan con fármacos y hay arritmias que precisan el implante de un marcapasos.

6. Síndrome aórtico

El envejecimiento y otros factores externos (hipertensión arterial, tabaco, arteriosclerosis, determinadas infecciones, etc.), hacen que las paredes de la aorta se dilaten produciéndose un aneurisma aórtico. Con el paso del tiempo, estas paredes dilatadas se debilitan llegando a producir una disección o rotura aórtica, cuadro difícil de diagnosticar que sin tratamiento puede llevar a la muerte a quien lo sufre.

7. Síncope

Cuando durante unos segundos no llega suficiente sangre al cerebro se produce un desmayo con pérdida de conciencia que se denomina síncope. Los síncopes pueden estar producidos por causas banales como la visión de sangre, excesivo calor o cambios bruscos posturales, frecuentes estos últimos en los mayores cuando pasan de una posición tumbada a vertical y cuyo riesgo principal es el traumatismo que provoque la caída. Pero otros síncopes tienen como origen enfermedades graves que precisan un diagnóstico y tratamiento inmediato (como el infarto de miocardio, el ictus, el tromboembolismo o alguna arritmia grave)

"Con gran frecuencia es en los Centros de Salud donde los médicos y demás personal sanitario de Atención Primaria, prestan la primera atención a los pacientes afectos de éstas u otras urgencias. De la correcta actuación de estos profesionales, dependerá en muchas ocasiones la buena evolución del paciente y a veces hasta su vida", concluye el doctor Palomo.