Actualmente se calcula que cerca de 40.000 personas en España sufren lupus, mayoritariamente mujeres. El nombre de esta enfermedad procede de la voz latina para el canino de los bosques cuyas mordeduras en la cara del ser humano en tiempos pasados se asemejaban a las graves lesiones faciales, hoy ya inusuales, que podían presentar quienes sufrían este trastorno autoinmune.

Pero, ¿qué es realmente el lupus? Se trata de una patología autoinmune, crónica y potencialmente fatal que cada año aumente entre los españoles y cuyo origen es desconocido. Caracterizada por una multiplicidad de síntomas, el lupus puede manifestarse de distinta forma a lo largo de la vida de un mismo paciente.

El lupus puede atacar a cualquier órgano o sistema y presentar un amplísimo número de manifestaciones. No existe una causa única sino que intervienen múltiples factores para su desarrollo que influyen en la enfermedad del lupus y en las manifestaciones clínicas así como en su gravedad, también muy variable en un continuo que va desde grados más leves a otros más graves.

Las principales manifestaciones del lups aparecen desde los 14 y 15 años hasta los 45 a los 50 años. Los estudios epidemiológicos apuntan que 1 de cada 2.000 habitantes tiene una forma u otra de lupus eritematoso sistémico, lo que la sitúa en el límite de las enfermedades raras.

¿En qué consiste el lupus?

El lupus es un trastorno que consiste en que el sistema inmunológico del organismo considera erróneamente como cuerpos extraños invasores (como si fueran virus o bacterias) a células, tejidos y órganos sanos. Como resultado, crea anticuerpos que atacan y destruyen esos elementos sanos, lo que causa inflamación, dolor y lesiones en órganos vitales como la sangre, los riñones, el sistema nervioso central y el corazón; puede llegar hasta la muerte del paciente.

Las secuelas graves del lupus pueden producir una importante discapacidad. De cada diez pacientes, nueve son mujeres en edad fértil, ya que aunque se sabe que existe una predisposición genética, los estrógenos favorecen el desarrollo de la enfermedad. También el sol y el estrés son desencadenantes. Intervienen muchos genes que influyen en la codificación de proteínas del organismo, los rayos ultravioleta son muy perjudiciales para los pacientes.

Causas del lupus

La principal causa del lupus es un fallo en el sistema inmune, que se supone que es determinado genéticamente. Algunas condiciones y circunstancias hacen que ese fallo se exprese y se desencadene la enfermedad. Entre ellas se encuentran: alteraciones hormonales, uso de anticonceptivos orales, embarazo, exposición al sol, algunos medicamento, y agentes infecciosos.

Síntomas del lupus

Las manifestaciones de la enfermedad del lupus son muy variadas. Cambian de persona a persona e incluso en la misma persona con el paso del tiempo.

El lupus puede causar fiebre de larga duración o febrícula, cansancio, mal estado general, dolor articular o incluso inflamación articular, llagas en la boca, alergia al sol provocando una lesión enrojecida en las mejillas y nariz con forma de mariposa, y en otros casos incluso afectación renal, pulmonar, del sistema nervioso y de la sangre (disminución del número de glóbulos rojos, blancos o plaquetas).

La manifestación cutánea más extrema producía lesiones en la cara que motivaron el nombre de la enfermedad, derivado del término latino para 'lobo' ya que eran similares a la mordedura de este animal, aunque estas lesiones ya no se ven en la práctica clínica.

Además de las manifestaciones cutáneas en los afectos por el lupus se puede presentar artritis (inflamación en las articulaciones) y aparecer lesiones inflamatorias en cualquier órgano, como riñón o corazón, que pueden llegar a producir fallo de los órganos, insuficiencia, e incluso requerir un trasplante.

El lupus es una enfermedad que cursa a brotes y hay épocas en las que existe mucha actividad mientras que en otras parece dormida, algo que puede suceder en varias ocasiones en la vida, unas veces ser más leve y otras más grave, una vez incidir en un sistema u órgano y en otro momento en otras partes del cuerpo.

Diagnóstico del lupus

No existe una única prueba que confirme el diagnóstico de lupus. El diagnóstico se realiza a partir de las manifestaciones clínicas asociadas a pruebas de laboratorio sugerentes, por lo que llegar su determinación, a veces resulta complicado.

Debido a su multiplicidad de manifestaciones que pueden asemejar la patología a otros trastornos, pueden pasar meses y años hasta que se consigue diagnosticar. Cualquier inflamación mantenida durante meses como uveitis, pleuritis o neuritis, entre otras, puede ser el origen de un lupus que más tarde presente otras manifestaciones y ya pase por los estudios pertinentes para su diagnóstico.

Para ello, se hace un análisis de las manifestaciones clínicas y de los datos de laboratorio. Se realizan análisis que determinan los auto-anticuerpos (antinucleares, anti-DNA y antifosfolipídicos). Son 11 datos clínicos y de laboratorio, si se tienen cuatro o más de estos marcadores se diagnostica como lupus.

Tratamiento del lupus

El tratamiento de esta compleja enfermedad depende de sus manifestaciones y de su gravedad. En la mayoría de los casos existen recomendaciones comunes como evitar el sol, ya que los rayos ultravioleta son el enemigo número uno de estas personas, lo que significa que no pueden ir a la playa, tienen que llevar la piel cubierta por la calle y utilizar fotoprotectores.

Quienes padecen lupus suelen sufrir cansancio, problemas en la piel, las articulaciones o el riñón, por lo que tienen que adecuar su ritmo de vida a la enfermedad y esto supone tranquilidad y descanso.

Básicamente se realiza con inmunosupresores, constituyendo los glucocorticoides un pilar básico de la terapia. La elección del inmunosupresor depende en gran medida del órgano afectado o la manifestación clínica concreta.

Para tratar el lupus se emplean medicamentos de otras enfermedades como la malaria, que ayudan al sistema inmune a funcionar mejor, como en el caso del antipalúdico hidroxicloroquina. Según la actividad de la enfermedad y los daños en los órganos que esté provocando, se emplean corticoides, inmunodepresores y los empleados también en las enfermedades inflamatorias para frenar la inflamación, pero a largo plazo todos estos tratamientos contra el lupus tienen efectos secundarios.