El 37% de las mujeres padece algún episodio de cistitis a lo largo de su vida, según una investigación realizada en los hospitales Quirón y General Universitario de Valencia. Muchos de estos episodios se producen durante la temporada de piscina y playa. El cambio de temperatura puede ser uno de los impulsores de esta patología que afecta al vientre y la zona vaginal. La humedad que permanece en la ropa tras el baño en la playa o la piscina favorece el crecimiento de los microrganismos y bacterias. La bacteria 'E. Coli', presente en nuestro intestino en grandes cantidades, es la causante del 75% de las cistitis.

Si se detecta a tiempo, los síntomas de este problema no suelen ser graves, pero sí muy molestos: necesidad frecuente de ir al baño, dolor o escozor al orinar, micciones escasas y frecuentes y orinas turbias o malolientes acompañadas de sangre. En casos leves se puede curar de forma espontanea mediante el uso de antibióticos para evitar que la infección se extienda, aunque en las cistitis recurrentes la repetición del tratamiento puede generar la resistencia de las bacterias al antibiótico convirtiéndolas en inmunes.

La mejor forma de prevenir la cistitis es cumpliendo unos hábitos o medidas de higiene adecuadas.

1. Ingerir un mínimo de 1,5 litros de líquido al día. El líquido ayuda a eliminar de forma más rápida las bacterias del aparato urinario.

2. Procurar orinar con frecuencia. El crecimiento bacteriano es mayor cuanto más tiempo permanece la orina en la vejiga. Puesto que la manera de eliminar estos microrganismos es expulsándolos con la orina, es recomendable ir al baño cada dos o tres horas, aunque no se tengan ganas.

3. Combatir el estreñimiento, con el fin de evitar que los gérmenes puedan colonizar los tejidos cercanos al tracto urinario.

4. Usar jabones neutros en la limpieza de la zona íntima. Debe cuidarse la higiene y no se debe abusar de los jabones perfumados, menos específicos para esa zona tan sensible.

5. Ir al baño antes y después de mantener relaciones sexuales. La actividad sexual incrementa hasta cuarenta veces el riesgo de infección y posibilita que ciertos microorganismos queden alojados en la uretra. Por ello, es importante orinar tras el acto sexual.

6. Escoger la ducha frente al baño. A la hora de la higiene diaria, la mejor opción es ducharse en lugar de darse un baño o usar el bidé, ya que el agua corriente evita la acumulación de bacterias que sí puede darse en una bañera.

7. No permanecer con el bañador húmedo. En época de piscinas, la humedad del traje de baño o el cambio de temperatura que se da entre el agua y el exterior producen con frecuencia enfriamientos bruscos en el vientre y la zona vaginal.

8. Utilizar ropa interior de algodón y evitar prendas ajustadas. Las prendas demasiado estrechas o fabricadas con material sintético favorecen la transpiración y, por tanto, la proliferación de microbios.

9. Reconsiderar el uso del diafragma y los tampones. El diafragma puede presionar la uretra y dificultar el vaciado de la vejiga, con lo que su uso está asociado a una mayor frecuencia de infección. Asimismo, los tampones no son aconsejables si las infecciones urinarias aparecen en el periodo premenstrual, ya que pueden favorecer la humedad, impedir la correcta expulsión de las bacterias y favorecer su colonización.

10. Consumir 36 mg de proantocianidinas de arándano rojo al día. El arándano rojo contiene proantocianidinas tipo A2, una sustancia que previene la colonización de las bacterias 'E. Coli' en la vejiga. Podemos ingerir el fruto directamente o bien en forma de zumo. También existen complementos alimenticios que garantizan las dosis más adecuadas. Se puede consultar al farmacéutico al respecto.