En plena reivindicación de las curvas y la diversidad, el culto al cuerpo se traduce en huir de modelos imposibles y fijar objetivos asumibles para moldear la figura, potenciando la mejor versión de cada uno. Los pilares son ejercicio físico, una dieta personalizada, aliados cosméticos que ayuden a reafirmar los tejidos y quemar grasas y nuevos tratamientos profesionales, todo combinado.

La clave para conseguir la constancia que necesita el ejercicio es divertirse con él y encontrar el que mejor se adapte al tiempo disponible y al estado de forma física. Las opciones son infinitas y combinables entre sí: distintos tipos de yoga (el power yoga y el bikram, que se practica a unos 40ºC, son los que más queman), power walking, boxeo, TRX (ejercicio en suspensión), HIIT (entrenamiento en intervalos cortos pero de alta intensidad que se ha de ajustar a cada persona porque acelera mucho la frecuencia cardiaca), crossfit (que gana adeptos entre las mujeres), ballet fitness, que utiliza ejercicios inspirados en esta disciplina para tonificar el cuerpo...

Antes de empezar a hacer ejercicio conviene estar seguros de que se hace de forma correcta para evitar lesiones. Invertir en un entrenador personal durante un par de meses para que corrija posturas y malos hábitos y establezca pautas y rutinas a medida resulta rentable.

En casa, la tendencia es usar el peso del cuerpo, con flexiones y suspensiones, para mejorar la resistencia y el tono muscular. La plancha para trabajar los abdominales, las sentadillas, para los glúteos, y los ejercicios con mancuernas para los brazos funcionan. Para conseguir un vientre plano hay que combinar abdominales y ejercicios aeróbicos como correr, saltar a la cuerda o subir escaleras.

En la mesa

Aprender a comer mejor es la alternativa a una dieta muy restrictiva (que se abandonará a las primeras de cambio). Un dietista-nutricionista adaptará la dieta a cada metabolismo y estilo de vida y dará ideas de recetas. Hay pautas que funcionan: comer cinco veces al día, reducir el consumo de sal aderezando los platos con orégano o comino, cocinar a la plancha y hacer cenas tempranas y ligeras con verduras cocidas o proteínas de bajo contenido graso.

Si se quiere un vientre plano, hay que evitar alimentos que favorecen la hinchazón abdominal (col, lechuga, legumbres, lácteos enteros€) y optar por hidratos, cereales integrales y frutos rojos. Es práctico tener en la nevera infusiones de té verde, hinojo, anís estrellado o cola de caballo.

En manos de profesionales

La celulitis y la acumulación de grasa en el abdomen, agudizada con la menopausia, son dos de los problemas que afectan a más mujeres. La primera, en torno al 85% de las mayores de 20 años. Olvidarse para siempre de la celulitis es, por ahora, poco realista, aunque su apariencia mejora con aparatología, ejercicio y ayuda cosmética.

Eliminar la grasa localizada es el reto de tratamientos que se renuevan cada año. Alguno ofrece resultado visible en una sesión, pero requieren al menos 6-10 para que su efecto se note y mantenga. Hay aparatos de radiofrecuencia (reafirmante), crioterapia (reduce los edemas y activa la circulación ), vacumterapia (moviliza las grasas y activa el drenaje natural), la última generación de LPG, ultrasonidos... Y un buen masaje de drenaje linfático combate la retención de líquidos.