Una ducha antes de dormir puede ayudar a relajarte, por la mañana te ayudará a empezar el día con energía... ¡Es nuestro momento del día! El único que verdaderamente podemos dedicarnos a nosotros mismos y mimarnos un poco.

Pero el exceso de calor, el uso de jabones agresivos o no secarse bien son prácticas muy comunes que pueden llegar a estropear este momento de tranquilidad y perjudicar nuestra piel. Para que el momento de ducharse sea un aliado en el cuidado de nuestra piel, Elena Espada, Responsable científica Dove, ha desmentido algunos mitos y nos ofrece algunos consejos que contribuirán a cuidar nuestra piel desde la ducha.

1. Subir la temperatura

En invierno estamos acostumbrados a ducharnos con agua caliente para entrar en calor. Hay que saber que el agua muy caliente puede secar la piel al privarla de parte de sus aceites humectantes naturales, dejándola seca y sensible. Lo ideal es ducharse con agua templada (entre 25ºC - 30ºC), ya que con esta temperatura evitaremos la sequedad en la piel y nos ayudará activar la circulación y a relajarnos.

2. El lavado en exceso es dañino

Ducharse muchas veces al día no es lo mejor para nuestra piel, pero si debemos hacerlo -ya sea porque vamos al gimnasio o por nuestro trabajo- lo más recomendable es utilizar un gel no agresivo que respete el manto lipídico de nuestra piel.

3. Frotarse es una técnica eficaz

La exfoliación es una parte importante de la rutina de limpieza de la piel, pero no se debe hacer diariamente. Las esponjas vegetales y frotar la piel muy fuerte pueden dañar más de lo que ayudan; así que recuerda tratar con delicadeza tu piel en los cuidados diarios.

4. Olvidarse de ciertas zonas

La espalda, los pies y las uñas son los grandes olvidados en la ducha. Es muy importante prestar atención a estas partes del cuerpo ya que se pueden generar bacterias que pueden causar algunos problemas y enfermedades de la piel.

5. Utilizar geles agresivos para la piel

Cada vez que nos duchamos nuestra piel puede perder hasta un 15% de hidratación, con lo que elegir un buen gel de ducha es fundamental. No todos los geles cuidan igual de tu piel: algunos podrían ser agresivos con ella destruyendo lípidos necesarios y provocando deshidratación.

6. No aplicarse crema hidratante

La ducha es el precursor perfecto para lociones y cremas, ya que en ese momento la piel es más receptiva a ser hidratada.