"En búsqueda de lo absurdo", la frase con la que se presenta en Instagram, ya da pistas de que Edie Campbell, pese a su imagen camaleónica, ha logrado mantener una identidad propia en el veleidoso mundo de la moda. A sus 25 años, la modelo inconfundiblemente británica -el cool se tiene o no se tiene- se ha licenciado en Historia del Arte y es una amazona casi profesional.

Elegante y culta, es imagen del perfume Black Opium Nuit Blanche, de YSL. Cuando recibe a Magazine en París es rubia, aunque con ella nunca se sabe. Desde que en el 2013 Guido Palau la tiñó de negro y le cortó el pelo en un peinado mullet un tanto punk, la especialidad de Campbell ha sido acumular portadas y desfiles. Define la elegancia como "la autoestima silenciosa". Sabe de lo que habla porque ha respirado el estilo desde la cuna -es hija de Sophie Hicks, exeditora de moda de Vogue y hoy prestigiosa arquitecta- y nieta de una maniquí de los años cincuenta. Vive en Notting Hill ­-bús­quenla en Coffee Plant o Farm Girl Café, en Portobello- y, como buena londinense, ha tenido un par de novios músicos. Hizo campaña en las redes sociales a favor de la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea.

¿El arte moderno tiene mucho en común con la moda?

Mucho. Un producto es una expresión del impulso creativo de una persona o un equipo. Los grandes diseñadores afrontan su trabajo igual que los artistas y, a través de él, nos enseñan una manera de ver el mundo, a veces crítica, otras más positiva. Arte y moda son capaces de cambiar nuestra forma de sentir sobre el mundo, las cosas y hasta sobre nosotros mismos. Ese es su poder.

Es una experta amazona. ¿Qué ha aprendido con los caballos?

A aceptar los fracasos, a tener paciencia, a no tener el ego muy alto y a saber que hay cosas que tardan en conseguirse.

Son cosas útiles para una modelo, supongo.

Sí. En esta profesión has de aceptar como son las cosas sin enfadarte o frustrarte. Hasta lograr un cierto éxito hay mucho rechazo en el camino y eso, cuando tienes 16 años, es muy difícil de aceptar y gestionar. Y hay que aprender a hacerlo; si no, es mejor dejarlo, o te volverás loca.

Un corte de pelo cambió su carrera... ¿La imagen condiciona en exceso?

Si se crea una imagen potente que plantee algún desafío a la gente, como hizo David Bowie, entonces está bien; si Gwyneth Paltrow usa un pintalabios rojo o rosa es algo irrelevante.

¿Quién le ha dado los mejores trucos de belleza?

Pat McGrath es muy buena para aprender lo que te sienta mejor y enseñarte cómo maquillarte para verte mejor, aunque, realmente, no creo que la apariencia sea lo más importante de uno mismo. Es algo que aprendí de mi madre, que no es demasiado vanidosa ni está obsesionada con su imagen. A ella le preocupa más lo que dice la gente o cómo se comporta. Y a mí, también.