En un mundo donde la imagen personal juega un papel relevante, la sonrisa constituye la mejor tarjeta de presentación. Por ello, es fundamental incidir en su cuidado y mantenimiento. Alteraciones en la forma o tonalidad de los dientes, fracturas, apiñamiento de las piezas dentales u otras anomalías se convierten en notables problemas estéticos para los que la odontología actual tiene solución. Tratamientos como el blanqueamiento o la colocación de carillas o implantes son algunas de estas alternativas.

En las anomalías intensas en el color de los dientes, como manchas o pérdida del color natural que no pueden tratarse con blanqueamiento dental, es conveniente recurrir a las carillas de porcelana, indicadas también para disimular alteraciones en el tamaño o forma dentarias.

Una carilla es una lámina fina que se coloca en la superficie anterior del diente por medio de un adhesivo específico cubriendo toda la cara frontal. "Se diferencian dos tipos de carillas en función del material con el que están elaboradas: de porcelana y de composite", explica Susana Santeiro, odontóloga de una clínica dental de Vigo. Las primeras destacan por su poder de adhesión, resistencia a la abrasión y calidad estética.

No se desgastan ni pierden brillo, mantienen intacto su color y son más costosas que las de 'composite'. Estas últimas, por su parte, se realizan en materiales de tipo resinoso o 'composite', utilizadas para correcciones de problemas generalmente de menor tamaño. Son más económicas pero con el paso del tiempo pierden el brillo y se oscurecen.

Para 15 ó 20 años

La duración media de una carilla es de 15 a 20 años, dependiendo de los hábitos de cada paciente, mientras que las de composite pueden durar de 5 a 10 años. La elección del tratamiento depende de cada caso, de las conclusiones extraídas del estudio previo realizado y la opinión del especialista. Uno u otro tratamiento será más indicado en función del problema estético a resolver.

Las carillas no son adecuadas para todos los pacientes, concretamente debe descartarse este tratamiento en aquellos que padecen bruxismo, tienen apiñamientos severos de piezas dentales o defectos en la relación de las arcadas dentarias. En otros casos, en los que se puede aplicar el tratamiento, pueden recomendarse otras opciones igualmente válidas.

Al margen de estas excepciones, al tratarse de un tratamiento no invasivo, la colocación de las carillas es apta para todo tipo de bocas ya que no suele existir rechazo por parte del paciente. Entre sus principales ventajas, cabe destacar la duración mínima del proceso de adaptación y la no retención de placa bacteriana, siempre y cuando el paciente mantenga una correcta higiene dental.

Como paso previo al tratamiento, es necesario gozar de una óptima salud dental.