Sí, han leído bien, esta es la idea de un hotel belga para hacer negocio con los clientes que viajen solos. La noticia se hizo pública hace meses, aunque la campaña lleva varios años en marcha, lo que me parece sorprendente. ¿Por qué no resulta una buena idea? En primer lugar, nos encontramos ante una cosificación de estos animales, que parece que están para entretenernos o divertirnos: «nos apetecen un rato y los alquilamos». El hecho de ofrecer a un animal «en alquiler» lo convierte en un objeto de uso compartido que en absoluto muestra ningún interés por su bienestar o necesidades.

Desgraciadamente, existe una evidente distinción entre animales según su especie, dotando de mayor protección a unos que a otros, y parece que por el hecho de tratarse de un pez (algunos pensarán «un simple pez») debamos pasar por alto este hecho. Resulta incomprensible que se cosifique de esta forma a un animal cediéndolo por tiempo para su ´uso´.

Tampoco consta un control en este caso sobre el trato que se le pueda dispensar al animal por parte de los ´clientes´ del establecimiento. Debemos tener en cuenta que cada especie tiene unas necesidades concretas y determinadas, lo que no implica que, por el hecho de tratarse de un pez, deba ignorarse que también merece protección, vivir en un espacio con unas condiciones adecuadas, control veterinario y compañía de sus semejantes. Está claro que este tipo de negocios sólo pretenden una rentabilidad, utilizando a los animales como meros objetos, sin atender a garantizar las mínimas condiciones de bienestar.