Cada año el calendario repite una fecha que tiene nombre de persona. Se trata del 14 de marzo. Ese día en 1928 nació el gran naturalista Félix Samuel Rodríguez de la Fuente y ese mismo día, en 1980, murió en un fatídico accidente aéreo.

Pero el bueno de Félix debió decidir marcharse ligero de equipaje y, generosamente, nos dejó su infinito trabajo, sus magistrales series reconocidas internacionalmente y una forma de transmitir la pasión que sentía por los animales que, aún hoy en día, sigue sentando cátedra. Y es que su visión humanista de la protección de la naturaleza, para aquella época, era simplemente futuro. Fue capaz de cambiar la historia de muchos animales. Consiguió, por ejemplo que las leyes que consideraban a águilas y lobos como alimañas a exterminar fueran derogadas y sustituidas por otras que pasaran, nada más y nada menos, que a protegerlos. Por eso, a esa generación de niños que esperábamos ansiosamente los viernes por la noche a que saliera en la tele, sus enseñanzas siempre nos acompañan. Recuerdo que, cuando comencé profesionalmente a realizar mis primeros documentales, a menudo pensaba en cómo lo hubiera hecho él. Me di cuenta entonces de que acercarse al mundo de los animales con una cámara es un privilegio pero, también, una gran responsabilidad. Necesitas pensar como ellos para no causarles daño alguno. Pronto aprendí que donde yo veía un simple cable, un águila podía ver una serpiente, o que no hay nada mejor para grabar jabalís o ciervos que oler a hierba, a madrugada y a tierra mojada. A cambio, como nos enseñó Félix, los animales siempre te lo agradecen con planos impresionantes.

Por eso, estos días, coincidiendo con su aniversario, se celebran encuentros y homenajes a su figura por toda España. Como el que ha tenido lugar el pasado día 23 de marzo en el Centro del Lobo Ibérico de Robledo de Sanabria (Zamora) (www.centrodellobo.es) en donde se han podido ver reunidas a personas como Carlos Sanz, directo colaborador de Félix y responsable de los animales del Centro, que sigue su impresionante lucha para lograr la necesaria coexistencia entre el lobo y el mundo rural; al naturalista José Luis Gallego que, desde el programa de Julia Otero nos enseña de pájaros y ecología o a varios de sus compañeros de aventuras y biógrafos, como Jesús Garzón y Benigno Varillas, que se dan cita incansablemente para rendir siempre un homenaje sentido y merecido al más grande.

Claro que, en esa lista de personas cercanas al carismático ´Doctor´ no puede faltar la más importante de todas ellas, Odile Rodríguez de La Fuente, presidenta de la Fundación que lleva el nombre de su padre. Una persona que, sin duda, por su formación y brillantez como bióloga y divulgadora, está a la altura de su padre y que, además de muchas otras cosas, comparte con él el honor de llevar un apellido que en España significa, nada más y nada menos, que amor a la naturaleza y los animales.