La pregunta de los lectores: Hasta hace poco tenía dos perros que se llevaban genial, siempre estaban jugando el uno con el otro y eran prácticamente inseparables, pero, hace un mes, uno de ellos murió. Para mí ha sido durísimo pero, para él, aún más. Desde entonces no es el mismo. Se encuentra siempre apagado y muy triste, no tiene ganas de nada y hasta ha dejado de comer. No sé qué hacer. Estoy muy preocupada.

En realidad su perro está pasando por un proceso muy parecido al que, en general, pasamos las personas cuando perdemos a un ser querido. En estos casos lo más importante es que ese doloroso proceso no se cronifique y que sea algo temporal del que, poco a poco, el animal vaya saliendo. Intente darle nuevos estímulos como juguetes o zapatos viejos para que se entretenga y haga que viva cosas que no hacía junto a su compañero: paseos por lugares nuevos, quizás por el campo o la montaña. Sitios que estén llenos de nuevos olores pero que no identifique con anteriores recuerdos. El contacto con otros animales con los que pueda jugar también será positivo. En cuanto a la comida, intente mimarle. Todos tenemos cosas que nos gustan más que otras. Dentro de los alimentos específicos para ellos, dele algún caprichito de esos que sabe que le vuelven loco. Por último, no olvide la palabra mágica que a todos nos ayuda: el cariño. Demuéstrele que él es muy importante para usted. En cualquier caso, cuando ambos estén preparados, puede plantearse adoptar a otro perro para que no esté solo. De todas formas, si ve que el asunto se alarga en el tiempo y no mejora, consulte a su veterinario ya que, a veces, los cambios en la alimentación y carácter pueden enmascarar también otras afecciones.