Como hemos visto en otras ocasiones, los cambios de estación no solo nos afectan a las personas, sino que también es habitual que incidan en el físico y el comportamiento de nuestras mascotas. Del mismo modo, el frío y el mal tiempo pueden causarles enfermedades -como resfriados y catarros- que debemos aprender a identificar para asegurar el buen estado de salud del animal.

En el caso de la gripe canina, no tiene por qué ser consecuencia de las inclemencias del tiempo, ya que solo puede ser provocada por el virus de la parainfluenza canina o "tos de las perreras". Es posible que lo contraiga por vía aérea, por el contacto con las excreciones o juguetes de otros perros.

Se trata de una enfermedad que afecta al sistema respiratorio y, aunque es un padecimiento menor, puede volverse peligrosa si sus síntomas no son identificados y tratados a tiempo.

Síntomas

Estornudos, tos, secreciones oculares, pérdida de apetito y dificultad para respirar son algunos de los signos que nos pueden ayudar a detectar la presencia del virus en el animal. La falta de interés por el juego y la actividad física y el cansancio también son indicadores de ello.

Además, es importante comprobar su temperatura, ya que la fiebre es una de las señales más claras (la temperatura normal de un perro está entre los 38 y 39 grados).Tratamiento

En cualquier caso, lo primero que debes hacer si identificas algunos de estos síntomas, es acudir a tu veterinario de confianza, que confirmará si se trata de gripe canina. Aparte del tratamiento farmacológico ordenado por el especialista, se recomienda seguir una serie de cuidados extra que ayudarán al perro a recuperarse de la enfermedad.

Debemos dejar que descanse, mantenerle hidratado, evitar que esté en corriente, cuidar su alimentación, limpiar los objetos que utilice y, no menos importante, darle todo el cariño que podamos (no hay que preocuparse por el contacto con el animal, el virus no se transmite de perros a humanos y viceversa).