El mundo de los perros es un mundo de jerarquías. Eso en este caso quiere decir que, aunque hayan crecido juntos, no han establecido claramente qué lugar ocupa cada uno de ellos en la manada y ahora intentan decidir quién de los dos es el jefe. El tema, evidentemente, es preocupante porque, efectivamente, existe riesgo para ambos. Por eso, para evitar males mayores, lo mejor sería que los esterilizaras. La castración reduciría notablemente la agresividad.

Por otro lado, aunque mucho más complicado, también puedes ayudarles a marcar qué posición puede ocupar cada uno. Dicho de otra manera, si tienes claro quién de los dos es el que manda, acarícialo primero y ponle antes de comer. De esa forma, aunque pueda parecer duro por la discriminación que realizas, en realidad ambos se sentirán más relajados porque con tu conducta les estarás marcando a cada uno su posición. No olvides que, al fin y al cabo, tú también formas parte de esa manada ocupando el lugar más alto del escalafón.

De todas formas, si el problema persiste lo mejor es que acudas a algún etólogo para que valore el problema en su conjunto porque, a veces, incluso influyen factores externos como la existencia de perras en celo en los alrededores.