Faemino y Cansado regresan con la puesta de largo de su nuevo espectáculo ¡Como en casa, ni hablar!. En esta entrevista, Javier Cansado habla de esta propuesta escénica, fiel al estilo que ha convertido al dúo en una institución de la risa en España, que suma casi tres décadas desde que se dieron a conocer en El Retiro madrileño.

- ¿Qué tiene de especial ¡Como en casa, ni hablar! en la trayectoria de Faemino y Cansado?

Éste es un espectáculo nuevo. Cada cuatro o cinco años hacemos un trabajo nuevo. Lo que pasa es que con el anterior estuvimos siete años, y estábamos un poquito cansados de hacer lo mismo, la verdad. Hemos hecho cambios tan radicales como el que en 25 años de teatro siempre empezábamos igual los espectáculos con una presentación, y en este no. No es una novedad, porque sigue siendo una propuesta de humor absurdo o surrealista, como quieras llamarlo, porque es nuestra impronta, pero todo lo que hemos escrito es nuevo. Estamos muy contentos porque es muy gracioso, aunque esté mal que yo lo diga. Y es un dato estadístico, contamos las carcajadas y está muy bien.

- ¿Tendrá este espectáculo tanta longevidad como los anteriores?

Lo estrenamos en Irún el 17 de enero, y hemos hecho unas 50 funciones, y ha funcionado de forma fantástica. Como siempre, Carlos está maravilloso, es un lujo animado, el cabrón. Después de 30 años, lo miro y me río. Supongo que cuando eso no ocurra Faemino y Cansado ya será otra cosa distinta.

La puesta en escena es importante y el humorista debería de ser más serio. Pero no puedo evitarlo. El espectáculo está muy bien porque tiene su parte intelectual, de sorpresa, y por supuesto hacemos los personajes de siempre, los contadores de historias, de chistes, los que decimos que son nuestros tíos abuelos, algo consustancial a nosotros, la pareja de Arroyito y Pozuelón, con una historia muy divertida.

La impronta de Faemino y Cansado no ha cambiado, pero la actualidad de los últimos años da para argumentar cualquier propuesta cómica. Si, desde luego, pero es algo que aunque sea coyuntural espero que termine diluyéndose con el tiempo, y que volvamos a vivir como vivíamos. Soy una persona mayor que ha pasado tantas crisis que prácticamente poco tiempo de bonanza he tenido. Intentamos que los espectáculos trasciendan no en el sentido intelectual, sino que un sketch nuestro de hace quince años lo veas ahora perfectamente, atemporales vaya. Una cosa es que se improvise, se trufe el espectáculo y ahí sí que cabe hablar de la actualidad: citar a Podemos, a Bárcenas o que la alcaldesa de Madrid no se vaya a presentar, pero es algo que surge en ese contexto de la improvisación, y nunca ha sido materia de nuestro trabajo. El punto de vista político no es nuestra perspectiva.

La actualidad, por dura que sea, no nos compete, nuestro punto de vista no es ese, el de la crisis. Otra cosa, que como personas que somos, es que lo reflejes de alguna manera. Aunque fíjate que en la crisis, el humor es de lo más buscado. En épocas duras, se busca más que nunca. Ves a compañeros y flipas porque curran más que nunca. En esta crisis galopante, hay más bares con comedia. Es cierto que en la crisis, en épocas duras, el humor después del sexo es lo más buscado, pero ahí no voy a entrar.

- ¿Tenemos la necesidad de reírnos de nosotros mismos?

El humor es terapéutico y funciona muy bien, es algo que es beneficioso. La persona que ríe durante una hora y media, en un espectáculo como el nuestro, encara la vida de otra manera, e insisto que las épocas difíciles son una oportunidad para moverte. Piensas que tienes que buscarte la vida de otra manera. Yo también trabajo en radio y surgió el tema de que los colegios no abrían, los padres no tenían con quien dejar a los niños, y querían que el Estado se hiciera cargo de ellos. Claro, cuando hay pasta, maravilloso, pero si no es la sociedad civil la que tiene que organizarse.

- ¿Se nota entonces la competencia? ¿En esta coyuntura es difícil mantenerse arriba con la marca de Faemino y Cansado sin llegar a repetirse?

Hace diez años, éramos no los únicos, pero sí los que sobresalíamos en esto del humor digamos más intelectual, y había más gente como Tricicle, Rubianes, etc, y en los últimos años la evolución de los humorista ha sido maravillosa. El humor que se hace ahora mismo en España es tremendo. Encontrar hace años a un humorista que tuviera formación universitaria era rarísimo. Ahora escuchas a los humoristas potentes, yo qué sé, al equipo de Muchachada Nui, a David Broncano, Ignatius, son gente que tienen una formación académica, además de ser graciosos, algo muy básico en esto del humor, porque está muy bien que seas catedrático de Ética, pero hazme reír.

Nuestra generación ha dado paso a esto. El humor característico de España era la parodia, el chiste, y se intentaron buscar otras posibilidades. Creo que exceptuando el mundo anglosajón y americano, que el nivel del humorista es tremendo, con un gran prestigio, como era el rockero antes, es algo que no ocurre en España.

- ¿Da vértigo mirar atrás al tiempo en que Faemino y Cansado hacían sus números en El Retiro, los primeros shows en salas como en Lavapiés?

Aquella época es irrecuperable. La gente me recuerda cuando trabajaba en la calle y pregunta si aquello era durísimo. Era maravilloso. Tenía 20 años, era un chaval, no sabía lo que me iba a deparar el mundo, era una época muy grande. Carlos y yo somos tan tontos que creemos que aún hoy no hemos perdido ese espíritu, en esa idea ácrata, loca, de no creer en el teatro, que es como una cosa muy rimbombante, creemos que seguimos estando con la gente en la calle. De hecho, y desde siempre, hacemos al mes siete u ocho funciones al mes, no más, porque no queremos caer en la rutina. Cada una de estas funciones es una fiesta. La vida de uno es un poco monótona (risas), soy padre de familia, con hijos, me dedico a cosas un tanto prosaicas, y actuar es como una metamorfosis.

La agenda tampoco le permite mucho más entre las giras, la radio y la televisión con Ilustres Ignorantes, la séptima temporada en este nuevo curso. Pero es más aparente que otra cosa. Por ejemplo, el programa de Ilustres Ignorantes se graba e n la sala Galileo, que está a tres calles de mi casa. Es un programa de improvisación, que le dedico el tiempo justo. Lo que sí me ocupa son las salidas en gira, ya que salimos una o dos veces. O sea, que al mes hago siete u ocho salidas con Carlos y y al menos dos con

Ilustres. Lo que pasa es que muevo mucho. Y la radio. Tengo el problema que soy muy voluntarista, me entusiasma mi trabajo, me llaman para que escriba cosas y no me niego. Abusan de mí, pero repito que me gusta mucho. Eso sí, me pagan.