Exactriz porno y musa del Salón Erótico de Valencia, que comenzará este jueves. Durante los ochenta y noventa su nombre corría de boca en boca. Saltó del cine porno al papel couché. Hoy dice que pasará a la historia como una heroína de su tiempo que rompió tabúes.

Y, de repente, una adolescente que viene de Hungría se convierte en un mito sexual que revoluciona el mundo del porno y el erotismo.

Nací en Budapest en una familia medio burguesa. Mi padre era funcionario del Ministerio de Interior. Mi carrera de modelo comenzó a los 13 años. Posaba desnuda para una agencia. Quería ser arqueóloga, pero mi madre quiso que estudiara medicina. De pequeña, desnudarme era para mí un arte y una necesidad de mi espíritu. Posaba y me sentía bella por dentro y por fuera. Tenía todo para ser famosa: belleza, frescura, juventud, exuberancia, sensualidad.

¿Llegar al porno era lo que buscaba?

Jamás pensé que podría convertirme en un mito vivo del porno. Admito que ahora tengo una enorme popularidad. Soy feliz. Pero mi sueño de adolescente era ser patinadora sobre hielo. De pequeña no pensaba que me convertiría en una famosa diva del porno. Ciertamente, el erotismo me ha fascinado siempre y lo encontraba excitante en todas sus formas. No lo veía como un pecado. Soy católica, creyente, voy normalmente a la Iglesia a rezar y siento que Dios me ha ayudado siempre en los momentos difíciles.

Sin embargo, su mundo es para muchos un universo oscuro. ¿Ha cambiado mucho?

Yo he vivido el negocio muy bien. He trabajado con los mejores. El problema era siempre el peligro del contagio del sida. Hoy no existe ese riesgo gracias a los medios de higiene sexual. Pero el sida no golpeaba sólo al sector cinematográfico sino a todas las categorías del espectáculo. Mire por ejemplo el caso de Freddie Mecury que murió de sida. Cuando comencé en el trabajo de la pornografía muchas cosas no existían y las inventé. Hay películas incomprendidas e incluso mal valoradas. Rodé una película llamada Telefono Rosso donde por primera vez salía la telefonía erótica. Llegué con diez años de antelación. Fue un récord en taquilla.

Supongo que vivir en una Italia de fuerte moral católica le resultaría más complicado.

Cicciolina fue el primer personaje conocido entre el gran público italiano que salía del cine porno. Pasé a los periódicos semanales y familiares con el mismo cuerpo y la misma cara de mis películas. En aquel periodo, además, Italia se dividía en dos, no tanto desde el punto de vista moral sino también en el sentido geográfico. Los habitantes de la gran ciudad estaban confundidos ante la novedad de la pornografía y él éxito mediático que tenía una heroína del sexo.

¿Se ha preguntado y respondido alguna vez por qué?

No, pero había abuelitas que venían con una sonrisa y una foto mía desnuda para que les firmara un autógrafo. Mis espectáculos en las discotecas eran increíbles. Cantaba y bailaba desnuda ante miles de personas Era un delirio. Salté a los telediarios. Mis espectáculos se llenaban de miles de personas. La policía me vigilaba y me controlaba. Todo comenzó a ser peligroso. El Ministerio de Interior preguntaba quién maniobraba mi personaje con esa transgresión. Me convertí en una heroína de nuestro tiempo, pero pertenecía a la gente y vivía sólo para el público.

¿Nunca ha sufrido con el sexo?

No he sufrido nunca en mi trabajo porque el sexo era y es una cosa fantástica. Además, me gustaba practicarlo. Hoy por hoy el negocio del porno ha cambiado en el sentido de que con la llegada de internet lo encuentras todo en la red. Yo aún encuentro bello el erotismo y las ferias eróticas donde se junta gente joven y adulta son geniales. La de Valencia va a ser fantástica.

Usted publicó sus memorias, pero no lo contaría todo.

Sí, hace dos años que salió mi libro autobiográfico que se llama ´Por amor y por fuerza´ y espero que algún día se convierta en una película para que se conozca mi vida.

¿Qué tiene la política italiana donde el sexo va cogido de la mano? Mire a Berlusconi y sus velinas. Cicciolina ha estado y está en ello con su Partito Liberale Italiano.

De Berlusconi no hace falta hablar. Todo el mundo lo conoce. No puedo hablar de él. En mi caso, me gusta poder ayudar a la gente pobre y siendo un personaje público y conocido puedo aprovecharme de ello y hacerlo de la mejor manera.

¿Cómo es hoy su vida, alejada del porno?

Llevo vida de soltera y estoy buscando un hombre ideal. Tengo una agencia que se llama Seremos famosos. Llevo artistas de todo tipo que quieren convertirse en famosos. El porno acabó en 1998, pero sé que Cicciolina quedará como un personaje eterno. También estoy componiendo mis propias canciones y las grabaré en italiano, español y francés. Tengo un hijo de 20 años maravilloso al que me dedico.

¿Cúal es la mejor postura según una diva del porno?

Todas las posturas del kamasutra las he practicado y estoy convencida de que a todas las amas de casa les gustaría probarlas; deben probar la emoción de la sexualidad de forma tan colorida.

¿Y su fantasía erótica?

Yo amo el sexo en la orilla del mar al atardecer y en el océano entre los peces. Todas las posturas en el sexo son bonitas y creo que la pornografía la ve una gran cantidad de público aunque no lo reconozca. El sexo atrae a todas las generaciones, gusta a todo el mundo y llena de alegría a las personas mayores.

Sin embargo, aún pesan en él los tabúes, el pudor y la hipocresía.

Es cierto, pero sí creo que he ayudado en cierto sentido a eliminar algo de pudor. En eso fui una revolucionaria. Pero por desgracia todavía hay mucha hipocresía en torno al sexo y, sin embargo, es la cosa más fantástica que tenemos.

¿Y qué hace para mantenerse a los sesenta tan fantástica después de la vida que ha llevado?

Mi secreto es que voy al gimnasio cuatro veces a la semana y practico natación. Así mi cuerpo permanece en gran forma.