Juan Diego Botto está de gira con la obra"Un trozo invisible de este mundo",que llevará a Galicia con tres funciones: 9 de mayo en Ourense y 10 y 11, en A Coruña. En este trabajo el autor cuenta historias de inmigración y habla de desarraigo sobre una cinta de maletas en un aeropuerto.

- ¿La sociedad española que ha vivido las dos caras de la migración sigue sin omprenderla?

- Hay muchos inmigrantes que viven entre nosotros y son bastante desconocidos, es algo de lo que se habla para criminalizarlo. Aún hoy escuchamos hablar de la inmigración para referirse a deportaciones, a inmigrantes que mueren en una patera, a mafias, pero es mucho más que eso,es parte de nuestra cotidianidad. Es importante ponerles nombres y contar sus historias y ser conscientes de que ahora que España ha vuelto a ser un país de emigrantes, donde el año pasado fueron más los que partieron que los que entraron, es pertinente recordarnos de qué va esto de las migraciones.

- ¿Cómo surge la idea de escribir sobre exilio e inmigración?

- Empezaba a escribir sobre exilio porque mi tío me había llamado de Buenos Aires orque se iba a celebrar el segundo macrojuicio de la Escuela de Mecánica de la Armada y se iba a juzgar a los responsables. En ese centro de tortura murió mi padre y en el juicio que empezó en 2012 estaba su caso, así que mi madre tendrá que testificar. Esa noticia fue un shock, si bien llevaba toda la vida fantaseando con que se juzgara a los responsables de ese centro no me imaginaba que fuera a ocurrir de verdad. Y eso me empujó a escribir sobre exilio.

- ¿Por qué decidió contar estas historias a través de monólogos?

- Porque son historias de soledades, de desarraigo, de pérdida, de extrañar y echar mucho de menos. Me parecía que el monólogo era un vehículo que servía para eso y en parte porque salió así.

-Esta obra refleja la actualidad. ¿El teatro es el medio que mejor responde a lo inmediato?

- El teatro tiene una facilidad para hablar de lo inmediato porque es rápido de hacer y más barato con respecto a una película. Desde que tú imaginas un guion, empiezas a escribir hasta que consigues la financiación, lo ruedas y lo estrenas pueden pasar hasta cuatro años. El teatro no, yo empecé a escribir en mayo de 2012, en agosto lo estaba ensayando y a finales de septiembre lo estaba estrenando.

- Ha escrito la obra y la interpreta, pero deja la dirección al actor Sergio Peris-Mencheta. ¿Por qué decide no ponerse al mando?

- Me parece que escribir y actuar ya es suficiente y quería disfrutar la actuación. Si te pones a dirigir no disfrutas, quería relajarme, que otro me cuidara, me mirara de fuera. Pensé que no era el más idóneo para dirigir esto y Sergio ha hecho crecer lo que yo había escrito.

- Los personajes hablan junto a una cinta de maletas de un aeropuerto. ¿Ayuda este recurso escénico a poner al público en el lugar del inmigrante?

- Es un lugar en tránsito, a la vez cercano a la vez frío, no estable, es algo que sugiere muchas cosas.

- ¿La crisis provoca que aumente el miedo al extranjero?

- En las épocas de crisis se potencia siempre lo mejor y lo peor. Lo mejor porque la solidaridad es contagiosa, hay mucha gente que está experimentando cosas que no pensaban experimentar, porque tienen un hermano funcionario que le han congelado las pagas, un hijo al que le han quitado la beca del comedor, un conocido que ha sido desahuciado...

Las cosas las conoces no porque las hayas leído sino porque te están pasando y eso potencia la solidaridad de primera mano. Y también lo peor, siempre en épocas de crisis desde la política se busca a alguien a quien hacer responsable, y el responsable es el más desfavorecido. La culpa no es del gobierno que hace mal su trabajo y no crea empleo, la culpa no es del banco que te echa de tu casa, la culpa no es de la banca, ni de las empresas que te contratan más barato y te despiden sin indemnización.

La culpa es de ese ecuatoriano que ha venido a robarte lo tuyo, de ese inmigrante que hace que la sanidad sea carísima o de esa boliviana que lleva la guardería de tu hijo. Ese recurso racista, xenófobo, demagógico es muy habitual en épocas de crisis y sirve a los políticos para escudarse detrás de los más débiles. Los inmigrantes sobre los que se tiene racismo son los más pobres; a este tipo que va a venir a Madrid a montar el Eurovegas nadie le dice mira este inmigrante.

- ¿Esta obra intenta que cambie esa visión negativa hacia la inmigración?

- No es una geografía de la inmigración, ni un relato donde todos los inmigrantes son cariñosos y afables, hay de todo porque también hay racismo dentro de la propia inmigración. Los titulares de prensa son muy parciales, los problemas que tienen los inmigrantes son los mismos que tiene la gente con pocos recursos económicos, más el añadido del desarraigo, del desconcierto, de vivir en una cultura diferente, de no saber cuáles son las leyes, las normas, los códigos, cuando te van a echar..., es una realidad de mucha desprotección.

- La obra se estrenó a finales de 2012 y ahora comienza a girar. ¿La subida del IVA ha implicado estar en menos ciudades?

- Hemos tenido la fortuna de que nos ha salido mucha gira, pero los datos están ahí, el IVA está dañando la asistencia a espectáculos. La situación es terrorífica, ya era mala antes de la subida y ahora es la puntilla que viene a desestabilizar todo un sector. Todo lo que caiga ahora, todas las compañías que se hundan no van a volver dentro de unos años. Primero porque las condiciones económicas no mejorarán a corto plazo. Se va a producir una sangría en la producción cultural de este país. Dependerá de nosotros que esa realidad se revierta de la capacidad que tengamos de movilizarnos.