Sarah Ferguson, conocida como "Fergie", ha alimentado las conjeturas de que pueda volver a casarse con el duque de York al afirmar que "Andrés será siempre mi príncipe", informa hoy "The Daily Telegraph".

Durante un evento literario celebrado el domingo en Inglaterra, la que fuera esposa del príncipe Andrés admitió que ambos están muy unidos por el bien de sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, y que el duque "es aún mi guapo príncipe".

La pareja, que se casó en la Abadía de Westminster en 1986, se separó en 1993 y tres años después se divorció, pero en las últimas semanas los tabloides británicos no han descartado la posibilidad de que Sarah y Andrés decidan volver a casarse.

"Él es aún mi guapo príncipe, siempre lo será. Es tan bueno que seamos una familia", dijo "Fergie" al hablar ante una audiencia de niños y padres en el Festival de Literatura Infantil de Bath (oeste de Inglaterra).

"Todos los días nos respetamos", agregó la exesposa de Andrés, que al parecer reside con el duque en Royal Lodge, una residencia en los terrenos del castillo de Windsor, a las afueras de Londres.

"Es maravilloso tener sensación de integridad, de creer en lo que es correcto, lo bueno, lo solidario, el amor y la bondad", dijo.

Según los medios británicos, Sarah Ferguson visitó recientemente a la reina Isabel II en el castillo de Balmoral (Escocia), donde la soberana y su marido, el duque de Edimburgo, pasan las vacaciones.

La prensa considera que ese encuentro es significativo, teniendo en cuenta que la duquesa no ha tomado parte en importantes eventos con la Familia Real, como fueron las celebraciones el año pasado por los sesenta años del reinado de Isabel II.

Sarah Ferguson tampoco asistió a la boda de los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, el 29 de abril de 2011.

"Fergie" ha protagonizado algún escándalo, como cuando el dominical "News of the World" grabó hace tres años el momento en que negociaba dinero a cambio de facilitar el acceso a su exmarido.

Sarah, de 53 años, fue grabada con una cámara oculta en un montaje preparado por el periódico sensacionalista en el que ella pedía 500.000 libras (unos 600.000 euros) por la gestión.