¿Quién querría vivir en un garaje? Así de buenas a primeras seguramente nadie, pero si observamos lo que ha hecho el australiano Alex Kennedy con un frío y diminuto garaje en Melbourne, más de uno no tendría inconveniente en instalarse en una casa de estas características.

Kennedy cuenta que no se podía permitir el lujo de comprar una casa propia, por lo que decidió renovar el viejo garaje de la vivienda familiar para mudarse allí.

Para poner en marcha su sueño de crear un hogar en el garaje de su infancia contactó con la diseñadora de interiores Sarah Trotter, quien fue la encargada de diseñar la vivienda, de solo 36 metros cuadrados.

El objetivo de Alex y Sarah era lograr transformar el gélido garaje en un acogedor hogar con un presupuesto ajustado. Para ello se pasaron un año navegando por ebay, visitando centros de reciclaje y desguaces en busca de objetos y accesorios para la vivienda.

La casa, que fue completada por el constructor local y ebanista Scott McCormack, tiene una clara influencia japonesa, cultura que adora Alex.

El gusto por lo japonés se nota en el uso de la luz y los espacios, las texturas, la utilización de maderas, como tarimas recicladas y contrachapadas en el techo, el jardín y la presencia de plantas exuberantes en el interior que dan la sensación de calma.

El baño carece de paredes y la bañera comparte espacio con el resto de la casa, junto con la cocina, el salón y el comedor. Solo el inodoro dispone de un espacio de intimidad, mientras que el dormitorio está separado por una doble altura y una cortina.