La Policía Nacional investiga la aparición de unos restos óseos humanos en la playa de El Saladar-Urbanova de Alicante, a apenas 300 metros de donde ya apareció parte de otro esqueleto el pasado enero.

Según informaron ayer fuentes policiales, en un principio se descarta relación alguna con el hallazgo anterior y se desconoce si hay algún indicio de criminalidad, ya que la investigación está ahora en manos de los forenses, que deben tratar de determinar la causa de la muerte e identidad. El descubrimiento lo realizó un hombre que paseaba ayer por esta playa alicantina, casualmente la misma persona que alertó en enero del otro cadáver. Este hombre iba con su perro y avisó sobre las 14.30 horas a las autoridades de que sobresalían del suelo lo que parecían ser restos óseos, y tras la experiencia anterior no dudó en llamar a la Policía Nacional.

Tras acudir los agentes y comprobar que sí que parecía haber un cadáver enterrado en una zona rocosa, a unos 30 metros de la orilla, avisaron a la Policía Judicial, a la Científica y a los forenses. Igualmente fue necesaria la intervención de los bomberos para excavar en la zona y poder extraer los restos, ya que era una zona muy dura.

Se ha recuperado un esqueleto prácticamente completo, aunque presentaba un avanzado deterioro, y podría corresponder a un menor por su tamaño, ya que apenas tiene metro y medio de altura. Los restos fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal para que los forenses traten de determinar la próxima semana las causas de su muerte y su identidad, así como cualquier dato que pueda arrojar luz sobre este hallazgo.

Sin relación

En un principio los restos óseos tendrían unos 20 años de antigüedad, según el análisis preliminar, y la Policía Nacional en un principio descarta cualquier relación con el hallazgo del mes de enero. Las pesquisas realizadas entonces no lograron aclarar la identidad de esta persona, ya que los restos eran muy antiguos, de hace más de 100 años, y no quedaban restos de ADN.