Sentada sobre un tejado, a punto de deslizarse hacia el vacío, pero sin ser consciente de la gravedad de la situación. Así ha quedado recogida en una instantánea la mujer que fue salvada este martes de caer desde un sexto piso en el centro de Vigo.

La fotografía captura los instantes previos a que la Policía Local la rescatase de su peligrosa ubicación. Una patrulla policial que se encontraba en las inmediaciones acudió al aviso y mientras uno de los agentes se quedó en la acera cortando el paso a los peatones por si se producía la fatal caída otro de ellos subió a la vivienda, salió a la terraza y sujetó a la mujer por un brazo hasta que llegó un tercer compañero que le ayudó a levantarla y ponerla a salvo. Los Agentes de la Policía Local que la rescataron contaron que la habían encontrado desorientada.

A las 8:20 horas los agentes se desplazaron a un edificio de la zona centro tras recibir el aviso de que una mujer se encontraba sentada en la cornisa de la terraza de la sexta planta.

Una vez en el lugar, observaron como un transeúnte que estaba en un cajero automático les señalaba hacia la terraza de un edificio, donde una mujer de avanzada edad estaba con las piernas colgadas hacia el vacío.

Los policías avisaron de forma inmediata a Bomberos y ambulancia y mientras uno de los agentes se quedó en la vía pública para evitar el paso de peatones por la acera donde se ubica el edificio, a la vez que trataba de conversar con la mujer, otro de ellos subió al sexto piso, abrió la puerta de la vivienda y salió al tejadillo en el que la mujer estaba sentada. El agente la sujetó por un brazo y la tranquilizó. Instantes después un tercer policía, integrante de otra unidad, se personó también en la zona y ayudó a su compañero a introducir a la mujer en el interior de la terraza.

La mujer, de 89 años, presentaba signos de desorientación y tras ser reconocida por el facultativo de la ambulancia que acudió al lugar fue trasladada a un centro hospitalario.

"En esos momentos no te da tiempo a pensar"

Afortunadamente, el incidente tuvo un final feliz y la mujer, de 89 años, desorientada y visiblemente nerviosa, fue reconocida por un facultativo en la ambulancia y trasladada posteriormente al hospital Álvaro Cunqueiro.

"En esos momentos no te da tiempo a pensar en que te puedes caer tú, solo piensas en intentar salvar a esa persona", subrayó Juan Castro, el agente que pudo sujetar a la mujer durante unos minutos que fueron eternos hasta que llegó otro compañero, Pablo Quintero, para ayudarle. Mientras tanto, José Sierra se quedó abajo impidiendo que pasasen los transeúntes por la zona e intentando comunicarse con la mujer, seis plantas más arriba y cuyas piernas colgaban hacia el vacío.

"Estaba encaramada en la cornisa, con las piernas descolgadas y parecía que hacía gestos de desequilibrio. Yo, desde abajo, le decía que se estuviese tranquila, que íbamos a salir de esta y le hacía gestos con los brazos mientras que impedía que pasase gente pero con la altura que había no sé si me podía escuchar", explica Sierra, que precisa que su patrulla fue la primera en llegar hasta el lugar porque estaban a apenas "unos segundos" de la zona, subiendo con el coche por la calle Urzáiz. Una vez en el lugar, un hombre que se encontraba en un cajero automático les señaló hacia la terraza del edificio, donde vieron por primera vez a la mujer.

"En ese momento haces las cosas porque sí, te salen de forma instintiva y no es solo algo policial sino humanitario y supongo que lo haría cualquier persona. Por suerte este tipo de intervenciones no son habituales pero cuando pasa algo así te sale de repente una empatía hacia esa persona, te pones en su lugar y surgen las ganas de que salga todo bien. Intentas hacerlo lo mejor posible manteniendo la calma porque te debes a una profesión y tienes que actuar siguiendo un protocolo", subraya el agente, que precisa que mientras su compañero subió a la vivienda se dio aviso a los bomberos y a una ambulancia que se desplazaron de inmediato al lugar.

Juan Castro pudo entrar en la vivienda con ayuda de una vecina ya que por fortuna la puerta "estaba mal cerrada". Salió a la cornisa y acudió de inmediato a sujetar a la mujer, encaramada en un alero del edificio con gran caída. "La sujeté y la arrastré por las tejas todo lo que pude para evitar que se cayese, no le dije nada, ella estaba muy nerviosa y lloraba pero yo solo no podía levantarla y esperé a que llegasen refuerzos", relata el agente. Precisa que la mujer pesaba entre unos 50 ó 60 kilos pero que "la pendiente de la cornisa hacía imposible que una sola persona pudiese levantarla en brazos y pasarla por un muro de un metro de alto hacia el interior de la vivienda".

"Te sientes un poco solo porque tu compañero se tuvo que quedar abajo para garantizar la seguridad y lo haces o no lo haces pero en esos momentos no te da tiempo a pensar que te puedes caer tú, lo único que quieres es intentar salvarla, y nada más, solo ayudarla", relata Castro.

Al cierre de la jornada, los policías coincidieron a la hora de señalar que cerraron el turno con una sensación "gratificante" al saber que"hay una persona que salvó su vida" por su intervención. "Cualquier compañero habría hecho lo mismo que nosotros, pero nos tocó a nosotros porque éramos los que estábamos más cerca", recalcó Juan Castro.