Al final todo se quedó en un susto, pero el mal trago que pasó un vecino de Oviedo ya no se lo quita nadie. El pasado 30 de diciembre, víspera de la Nochevieja, el hombre se encontró con dos ladronas en el interior de su casa cuando salía de la ducha, a las cinco y veinte de la tarde. El afectado, que prefiere mantener su nombre en el anonimato "por si las moscas", ha accedido a contar su historia.

Pues eso, que eran las cinco y veinte de la tarde y el hombre se encontraba en el cuarto de baño. Según su versión de los hechos, escuchó el timbre de la puerta de casa. "Llamaron primero en una ocasión y después de un rato pequeño volvieron a hacerlo, pero como yo estaba en el baño y no iba a llegar a tiempo me desentendí", explica este ovetense de 66 años. Al cabo de un rato sintió otro ruido, esta vez más intenso. "Mis vecinos tienen hijos pequeños y a veces siento como pliegan el carrito de los niños. Pensé que era algo de eso, aunque ya me quedé un poco con la mosca detrás de la oreja porque la verdad es que sonó bastante fuerte como para provenir de otra casa".

Cinco minutos más tarde el hombre salió del baño y casi le da un vuelco el corazón. "Me encontré con una mujer revolviendo en los cajones del salón y con otra esperándola en el recibidor", explica. Entonces comenzó a gritarles "¡ladronas!, ¡ladronas!" y ambas emprendieron la huida.

"Bajaron las escaleras a toda mecha y haciendo mucho ruido, lo que provocó que mi vecino del primero también las viese escapar". Una vez más calmado, el vecino pudo comprobar que las mujeres habían reventado la cerradura, aunque no les dio tiempo a llevarse nada. "Me falta únicamente un caballito de plata que tenía de adorno, pero la verdad es que no puedo decir que hayan sido ellas", asegura.

Quien no tuvo tanta suerte fue otro vecino de su misma planta en cuya casa también entraron las ladronas. "A ellos les robaron dinero y algunas joyas por el método del resbalón, ya que no estaban en casa y no habían cerrado la puerta con vueltas de llave", señala el hombre que se las encontró en el interior de su casa. "Yo no pasé miedo. En esos momentos tienes una descarga de adrenalina y no piensas en eso. No bajé corriendo detrás de ellas porque tenía miedo de que hubiesen venido acompañadas por algún compañero y que me diesen un palazo", explica el afectado.

El hombre asegura que las dos ladronas tenían "entre 28 y 35 años" y que iban "elegantemente vestidas" en el momento en el que se las encontró. "Les vi perfectamente la cara y me fijé en su aspecto. Nadie hubiera dicho nunca que esas chicas pudiesen ser ladronas", subraya. "Lo único que saco de todo esto es un sensación muy grande desprotección, pero es normal que exista cuando los jueces están atados de pies y manos para poner fin a estas cosas. A esta gente se la detiene y salen a los dos días", apostilla.