Una tintorera de unos dos metros de largo y 70 kilos de peso murió ayer por la tarde tras quedar varada en la playa de Massamagrell, una zona litoral con pocos bañistas situada entre las playas de la Pobla de Farnals y Massalfassar. Fue una pareja que paseaba por el arenal la que observó al animal a unos diez metros de la orilla y llamó al 112 para dar aviso del hallazgo.

Según explica José Pérez, vecino de Rafelbunyol, cuando él y su esposa descubrieron a esta especie de tiburón, éste todavía se movía, pero cuando llegó la Guardia Civil y los agentes lo sacaron a la orilla, «ya parecía haber muerto». El aviso se produjo a las 16.30 horas, y según explicaron fuentes del Ayuntamiento de Massamagrell, hasta el lugar se desplazaron posteriormente especialistas de la Universitat de València para estudiar sobre el terreno las posibles causas de la muerte del pez y el traslado del cadáver.

El biólogo de l'Oceonogràfic de Valencia, José Luis Crespo, señaló ayer a Levante-EMV que la tintorera hembra encontrada ayer en Massamagrell podría haber muerto tras resultar herida por algún arte de pesca o después de tragar algún objeto punzante ya que, según pudo apreciar en las fotografías, presentaba el estómago «evertido» (es decir, hacia afuera). Crespo explicó además que el viento de levante de los últimos días podría haber empujado al tiburón ya moribundo hacia la playa, en la que fue encontrado ayer por la tarde. Según el experto, a lo largo del año se registran varios varamientos de animales de este tipo y en este estado.

Crespo señaló además que las tintoreras «habitualmente no son animales agresivos» y que únicamente hacen daño a los bañistas al revolverse cerca de ellos, pero por su fuerza y su tamaño. Precisamente, a finales del pasado mes de julio un hombre de unos 40 años fue mordido en la mano por un pequeño tiburón mientras nadaba a la altura del viejo hotel de la playa de Arenales del Sol en Elx. Las heridas no revistieron gravedad aunque el bañista fue trasladado a un hospital para recibir puntos de sutura.

Su alimentación se constituye básicamente de peces como caballas, arenques, meros, jureles, bonitos, gádidos, calamares y aves marinas. Puede ser agresivo con los humanos si se siente amenazado. Normalmente caza en pareja o grupos pequeños para ayudarse a dispersar los cardúmenes (bancos de peces). En su búsqueda de alimento puede recorrer grandes distancias.