Un presunto crimen machista. Ese parece ser el trasfondo de la muerte de Dolores Moya González, la exconcejala de Esquerra Unida hallada sin vida en la bañera de su vivienda de Serra incendiada el pasado 29 de julio. Una semana después de los hechos, agentes del EMUME de la Guardia Civil arrestaban ayer a su marido, actual concejal en este mismo ayuntamiento, acusado del presunto asesinato de su mujer, con la que se encontraba en trámites de separación, según ha podido Levante-EMV.

Marcos Cabo, de 46 años y policía local en excedencia, fue arrestado al mediodía en Serra donde estaba mirando una vivienda de alquiler para trasladarse allí con sus hijos, ya que su domicilio quedó totalmente destrozado por el fuego y, desde entonces, él y sus hijos estaban alojándose en casa de unos familiares en Nàquera. Varios vecinos se cruzaron con él por la calle esa mañana, ajenos al hecho de que minutos después sería arrestado por la Guardia Civil por el presunto homicidio de su esposa.

El arrestado fue trasladado a las dependencias de la Comandancia de la Guardia Civil de Valencia donde a lo largo de la tarde prestó declaración. Ésta era la segunda vez que declaraba ante los agentes por lo sucedido el miércoles de la semana pasada, aunque las numerosas contradicciones en su relato hicieron sospechar a los investigadores.

En esta primera declaración el hombre explicó que estaba en compañía de su hija mayor, de unos 22 años, y que había salido de casa para descargar la furgoneta, dejando a su mujer durmiendo en el comedor. Eran aproximadamente las 16.30 horas. Cuando regresó, siempre según su versión, se encontró ya la casa en llamas y aunque trató de sacar a su mujer de la vivienda no lo logró dado el denso humo que hacía inaccesible la entrada.

El ahora detenido corrió a pedir ayuda al retén de la Policía Local de Serra, situado a unos 500 metros, y posteriormente tuvo que ser atendido en un hospital por quemaduras en los brazos y el tronco, lesiones que se habría causado tratando de rescatar a su mujer del fuego, según alegó.

Un fuego intencionado

No obstante, desde un primer momento la Guardia Civil descartó que se tratara de un incendio de origen fortuito u accidental. De hecho, en la casa se respiraba un fuerte olor a gasolina. Esta circunstancia, la utilización de un acelerante de la combustión, así como el origen del foco del fuego en el comedor fue confirmada posteriormente por los perros adiestrados en la detección de gasolina de la Unidad Cinológica central venidos expresamente de Madrid para colaborar en la inspección ocular de la vivienda incendiada en Serra.

Una vez confirmado por completo que se trataba de un fuego intencionado cabía resolver si éste había sido causado por la propia fallecida, de 41 años, que fue encontrada vestida dentro de la bañera, o por una tercera persona. Aunque inicialmente se barajó la hipótesis del suicidio, ya que la mujer atravesaba una depresión y en la autopsia no se halló ninguna lesión externa que indicara violencia alguna previa, los investigadores seguían manejando la posibilidad de que su marido pudiera estar implicado en su muerte y que habría causado el fuego para ocultar su crimen.

En este punto resultaba de vital importancia para la investigación las pruebas toxicológicas que el Instituto de Medicina Legal de Valencia remitió a Barcelona con «carácter urgente» para establecer si la víctima había ingerido o le habían suministrado algún tipo de narcótico. Además, el relato de la hija mayor del matrimonio daba una coartada suficientemente amplia para su padre, quien apenas estuvo unos minutos fuera de la casa antes de que ésta comenzara arder.

No obstante, el martes por la tarde la Guardia Civil tomó declaración nuevamente a la hija de la pareja. Parece ser que su testimonio fue clave para que un día después los agentes procedieran a la detención de Marcos Cabo como presunto autor de la muerte de su mujer y madre de sus cuatro hijos. Dolores Moya se convertiría así en la segunda víctima mortal de la lacra machista en la provincia de Valencia en lo que va de año.