El dueño de una joyería de Madrid se enfrentó ayer a tiros a dos presuntos atracadores, uno de los cuales recibió dos balazos y cayó desplomado poco después, en estado crítico, y el otro huyó inicialmente pero luego acudió a un hospital con tres impactos de bala.

El suceso ocurrió sobre las diez de la mañana en la joyería Arum, en la calle de Ayala, en plena 'Milla de Oro' de la capital. Dos hombres irrumpieron en el comercio con armas blancas y el joyero, que tiene licencia de armas, sacó su revólver y les disparó, mientras ellos le rociaban con un aerosol de pimienta.

El joyero alcanzó a uno de los presuntos ladrones en la ingle, a la altura de la femoral y en el tórax, y al otro en el abdomen y el antebrazo.

Los dos heridos huyeron y el más grave llegó, dejando un reguero de sangre, hasta una parada de taxis cercana. Allí se introdujo en un vehículo cuyo conductor, al percatarse de que sangraba, alertó a sus compañeros y llamó a la Policía y a emergencias. "Es una cosa que no le gusta a nadie ver. Chorreaba un montón de sangre y tenía una herida muy grave", narró el taxista.

Este herido anduvo unos metros hasta que cayó desplomado junto a un quiosco. Los sanitarios le encontraron tendido en el suelo, inconsciente, con gran pérdida de sangre e inestable, y le trasladaron en estado crítico al hospital La Paz.

La víctima ha superado la operación y su estado es grave, según precisaron fuentes sanitarias.

El otro atracador huyó a pie entre la conmoción de los transeúntes, según relataron varios testigos. Unas horas después, el hospital Gregorio Marañón avisó a la Policía sobre el ingreso de un paciente que presentaba tres impactos de bala, por lo que los agentes acudieron al centro y detuvieron al sospechoso, cuya descripción coincidía con la dada por los testigos.

Los dos heridos tienen 30 años, son de nacionalidad serbia y no tienen antecedentes policiales.

El joyero que supuestamente les disparó fue trasladado al hospital de La Princesa, en estado leve, porque el líquido con el que fue rociado le provocó irritación en los ojos y dificultad para respirar. Su hija fue atendida por los psicólogos del Samur debido a una crisis de ansiedad, aunque fue dada de alta.