Pablo Aguado volvió a la Caverina con el recuerdo aún fresco de su triunfo en la 'Espiga de Plata' en el año 2014. Tuvo enfrente a un utrero que blandeó durante toda la lidia, lo cual obligó al sevillano a no bajar la mano, aunque intentó torear con gusto por ambos pitones. Al novillo le faltó brío y un poco de codicia, por lo que la faena no llegó a coger vuelo a pesar de la voluntad y los intentos de Aguado, que erró con la espada, silenciando la faena tras aviso y aplausos para el novillo en el arrastre.

Con vistosos lances recibió Aguado a su segundo en los medios. Tras una suerte de banderillas embarullada, cuajó una faena muy trabajada en la que a base de insistir logró muletazos y tandas muy estimables, sobre todo por la derecha, ante un novillo; noble pero muy soso. Le sacó la lidia que tenía y concluyó con estocada tendido y un descabello.

El primero de Leo Valádez le comió los terrenos por lo que apenas tuvo lucimiento con el capote, después se desquitó con un quite por 'Loperinas'. En la muleta, entre que era un novillo que se lo pensaba y el mexicano que hizo toda la faena al hilo pitón, sin cruzarse en un solo momento, no llegó a conectar con el público, aunque sí hubo algún que otro momento interesante. Concluyó de cuatro pinchazos y un descabello, tras aviso.

En la suerte de banderillas resultó prendido el peón Ramón Moya, que pasó por la enfermería recibiendo un varetazo.

Se estrellaron las ilusiones del mexicano en el quinto. Un novillo parado, tontón y que también blandeó. Solo se salvó el vibrante trasteo con el capote, y algunos muletazos aislados en el transcurso de la faena cerrada con manoletinas. Concluyó de media estocada que fue suficiente.

Ante el mejor novillo de la primera parte del festejo, Alfonso Cadaval, sustituto de Ángel Sánchez, enhebró un 'faenón' que comenzó con una artística suerte con el capote y después con la muleta que puso sobre el albero; temple, poderío, variedad y gusto. En una faena que estaba llamada a ser de éxito, pero en la suerte suprema tiró por tierra todo lo ganado anteriormente, para desencanto del público y novillero. Concluyó con dos pinchazos y media estocada.

El último de la tarde tuvo una excelente presentación, pero que tras la suerte de varas y banderillas resultó totalmente intoreable. Un novillo con la cara alta y sin ningún recorrido.

Cadaval, después de probarlo por ambos pitones, buscando no irse de vacío en esta oportunidad tan importante de participar en la Feria del Arroz de Calasparra, no tuvo otra opción que coger el acero, cuadrar al novillo y dejar media estocada que necesitó de descabello, saliendo cariacontecido hacia el callejón de la Caverina.