El líder del escalafón, José Enrique Colombo, se las vio con un enorme novillo de ´Villarmarta´, que tenía pitones para hacer el trabajo de los talabarteros, válido para agujerear los cueros. Larga cambiada como saludo inicial para proseguir con un ´puñao´ de verónicas con mucha enjundia. En la suerte de varas, el picador tapó la salida natural del toro, lo que no benefició al resto de la lidia.

Colocó banderillas, con la muleta tardó en meter en la canasta al novillo, pero con su experiencia logró momentos de mucha plasticidad, pero que quizás le faltó un poco de reposo. Faena cargada por la derecha, que cerró con ´manoletinas´, concluyendo con una estocada que puede convertirse en la estocada de la Feria, recibiendo un apéndice.

En su segundo, no tardó en ponerle el pitón izquierdo en el sobaco al venezolano, cuando in- tentaba lancear. El toro apretó mucho en la suerte de varas, que volvió a ser nuevamente con excesivo castigo. Volvió a colocar banderillas de manera muy brillante, cerrando con un par al violín. El toro parecía tener mejor condición que la que mostró en la muleta, donde se volvió áspero y peligroso lanzando derrotes a cada entronque. Colombo salió airoso a base de entrega y también con la carrera que lleva, estando a punto de sufrir una cornada en el muslo izquierdo. Concluyó con estocada ladeada recibiendo ovación.

Novillo de mucha calidad el primero del joven francés Andy Younes, que empezó a romper en la última fase del capote y que fue un milagro que siguiera envistiendo después del tremendo puyazo al que fue sometido en la suerte de varas.

Estuvo muy bien con la muleta, tanto en series de derechas y al natural en el que quizás estuvo demasiado encima del novillo. Concluyó con tres pinchazos y es- tocada. Saludó desde el tercio.

Esta vez el quinto no fue bueno, sino parado y peligroso. El joven francés no tuvo opciones de triunfo, a pesar de su insistencia y con detalles de corte clásico y gusto; eso sí, el novillo tenía los pi- tones tan astifinos, cuyas puntas hubieran valido para sacar la carne del caparazón de los caracoles.

El toreo del ´caro´ apareció en el tercer novillo, a cargo de Jorge Rico y del sensacional ´salpicao´ de Villamarta que tuvo de todo: bravura, nobleza y fijación, al que el joven alicantino endosó una de esas faenas que en antaño se llamaban ´con pases de todas las marcas´; eso sí, prendados cada uno de ellos de empaque, holgura y aroma. Aquí hay torero y fue una sorpresa agradable para el público que lo jaleó durante toda la lidia. Concluyó con estocada honda recibiendo y descabello, consiguiendo desorejar a su rival y convirtiéndose automática- mente en uno de los valedores para la ansiada ´Espiga de Oro.´ El novillo recibió la vuelta al ruedo.

En el callejón, comentaba Jorge Rico que su segundo novillo era el que más le gustaba, y aunque fue bueno no tuvo la bollantía de su primero; eso sí, los dos entraron de largo hacia el caballo.

Rico volvió a derrochar empaque, cadencia y temple en ese toreo clásico que lleva dentro. Faena un grado menos intensa que la de su primer novillo, también en este utrero el público estuvo a punto de caerse por las barandillas de las palmas que dirigió al joven alicantino.

No pudo redondear su clamo- roso triunfo por el acero, que es- tuvo lo que se dice hecho un ´pincha-uvas´, pero el respetable le regaló una sincera ovación con vuelta al ruedo.

Tuvo un enganchón en la pantorrilla derecha, sin mayor consecuencia.

Rico fue la sorpresa de lo que va de Feria, con apenas dos festejos y que parecía un convidado de piedra en esta importancia feria de la Novillería.