La asimetria diestro-zurdo es una invención de la naturaleza, que evolucionó para satisfacer las necesidades de especialización de muchos animales, principalmente los seres humanos. Es la conclusión de un artículo publicado este mes en la revista 'Neuron'.

"El estudio de la asimetría puede proporcionar los planos más básicos de la organización del cerebro", dice el autor principal del trabajo, Onur Güntürkün, del Instituto de Neurociencia Cognitiva de la Universidad Ruhr de Bochum, Alemania. "Nos da una ventana sin precedentes en el cableado del cerebro temprano y el desarrollo que finalmente determina el destino del cerebro adulto. Como la asimetría no se limita a los cerebros humanos, han surgido una serie de modelos animales que pueden ayudar a desentrañar tanto los fundamentos genéticos como epigenéticos para el fenómeno de la lateralización".

Güntürkün dice que la lateralización cerebral sirve para tres propósitos. El primero es la especialización perceptiva: cuanto más compleja sea una tarea, más ayuda tener un área especializada para realizar esa labor. Por ejemplo, en la mayoría de las personas, el lado derecho del cerebro se centra en el reconocimiento de las caras, mientras que el lado izquierdo es responsable de identificar las letras y las palabras.

La siguiente área es la especialización motora, lo que nos lleva al lado zurdo. "Lo que haces con tus manos es un milagro de evolución biológica -afirma-. Somos los amos de nuestras manos y al canalizar este entrenamiento a un hemisferio de nuestro cerebro, podemos llegar a ser más eficientes en ese tipo de destreza".

La selección natural probablemente proporcionó una ventaja que dio lugar a que una parte de la población, alrededor del 10 por ciento, favoreciera la mano opuesta. Lo que conecta a los dos es el procesamiento paralelo, que nos permite hacer dos cosas que utilizan diferentes partes del cerebro al mismo tiempo.

Las aves usan cada ojo para una función

La asimetría cerebral está presente en muchos vertebrados e invertebrados. "Es, de hecho, una invención de la naturaleza, que evolucionó porque muchos animales tienen las mismas necesidades de especialización que nosotros", apunta Güntürkün, quien también es actualmente investigador visitante en el Instituto Stellenbosch de Estudios Avanzados en Sudáfrica. Los estudios han demostrado que las aves, como los pollos, utilizan un ojo para distinguir el grano de entre las piedritas del suelo, mientras que al mismo tiempo con el otro ojo vigila a los depredadores de arriba.

La investigación sobre las palomas ha demostrado que esta especialización a menudo es una función de las influencias ambientales. Cuando un polluelo de paloma se desarrolla en la cáscara, su ojo derecho gira hacia el exterior, dejando su ojo izquierdo para de frente a su cuerpo. Cuando el ojo derecho se expone a la luz que entra a través de la cáscara, desencadena una serie de cambios neuronales que permiten a los dos ojos, en última instancia, tener diferentes labores.

Un modelo de lateralización de pez cebra ha permitido a los investigadores profundizar en los aspectos genéticos del desarrollo asimétrico. Los estudios de importantes vías de desarrollo, incluyendo la vía de señalización nodal, están revelando detalles acerca de cómo, muy temprano en el desarrollo de un embrión, los cilios actúan mezclando productos génicos a un lado del cerebro o al otro. Mediante la manipulación de los genes en la vía nodal y otras, los investigadores pueden analizar los efectos de estos cambios de desarrollo en los comportamientos del pez cebra.

Güntürkün cree que esta investigación puede proporcionar información sobre los efectos de la asimetría en las enfermedades del cerebro en los seres humanos. "Casi no hay trastornos del cerebro humano que no estén relacionados con las asimetrías cerebrales -dice-. Si entendemos la ontogenia de la lateralización, podemos dar un gran salto para ver cómo el cableado cerebral temprano en el proceso de desarrollo puede ir mal en estos casos patológicos".