María Blasco Marhuenda, (Alicante, 1965), directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y autora del libro "Morir joven a los 140", interviene este martes en la II Semana de la Ciencia de ‘La Nueva España’, organizada por este periódico, perteneciente a Editorial Prensa Ibérica.

- Investiga los telómeros y la telomerasa en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas. ¿Qué objetivo persigue su trabajo?

-Desde hace más de veinte años, en mi grupo trabajamos con los telómeros y la telomerasa como procesos moleculares causantes del envejecimiento y del cáncer. El envejecimiento es el origen de muchas de las enfermedades asociadas a él, incluido el cáncer. El material genético (ADN) de nuestras células está empaquetado en los cromosomas y éstos están protegidos por unas estructuras que hay en sus extremos llamadas telómeros. Cada vez que se regeneran los tejidos, nuestras células se dividen para dar lugar a células nuevas. También se copia el material genético de las células madres a las células hijas.

- ¿Cómo se desarrolla el proceso de copia?

-El proceso no es perfecto. No se copian por completo los extremos de los cromosomas o telómeros, de tal modo que éstos son cada vez más cortos conforme vivimos. Y así, con el paso del tiempo, se van desgastando progresivamente hasta que llegan a longitudes críticas que hacen que nuestras células vayan acumulando daños y no puedan regenerarse. Se producen entonces enfermedades como cáncer, enfermedades degenerativas en múltiples tejidos (fibrosis renal, pulmonar, neurodegeneración) y enfermedades cardiovasculares. La telomerasa es una enzima capaz de realargar los telómeros, esencial para la vida. Sin embargo, hay una serie de enfermedades raras en las que los afectados tienen mutaciones en la telomerasa y nacen con telómeros más cortos de lo normal. Estamos interesados en reintroducir la telomerasa normal en estos individuos para el tratamiento de estas enfermedades, usando estrategias de terapia génica.

- ¿Qué importancia tienen estas investigaciones para combatir el cáncer?

-Las células del cáncer presentan muchas aberraciones genéticas. En vez de morir han adquirido la inmortalidad al mantener sus telómeros siempre jóvenes. Lo consiguen haciendo despertar la telomerasa. Estamos intentando destruir los telómeros de las células del cáncer. Hace poco mostramos que esto era posible en cáncer de pulmón y en el CNIO estamos desarrollando fármacos eficientes para destruir los telómeros sin afectar el resto del material genético.

- ¿Es posible intervenir en la evolución de un organismo alterando sus genes?

-Hemos demostrado que si hacemos más lento el proceso de acortamiento de los telómeros mediante la introducción del gen de la telomerasa, esto es suficiente para alargar la juventud en ratones y retrasar muchas patologías asociadas al envejecimiento, incluido el cáncer. Esos ratones viven más tiempo que los normales.

- ¿Enfermamos porque envejecemos o envejecemos porque enfermamos?

-El envejecimiento no se considera una enfermedad, pero esto cambiará en el futuro, ya que la comunidad científica coincide en que es el origen de enfermedades asociadas a la edad, que aumentan. Vivimos más años, pero sin hacer más lento el envejecimiento, de modo que estas enfermedades son cada vez más prevalentes. Si fuéramos capaces de ralentizar el envejecimiento celular viviríamos más años sanos.

- Usted explica que hay una enzima de la "inmortalidad" en el feto. ¿Cómo se produce esa mutación?

-La enzima de la inmortalidad es la telomerasa, que se encuentra operativa en los inicios del estadio embrionario y en muy pocas células en organismos adultos como las células madre. En general, la enzima se inactiva a las pocas semanas después del nacimiento y esto hace que tengamos telómeros cada vez más cortos conforme vamos envejeciendo.

- ¿Llegaremos a vivir 140 años con una buena calidad de vida?

-La ciencia aspira a que cada vez vivamos más tiempo y mejor. En mi laboratorio conseguimos hace unos años alargar la vida de los ratones hasta un 40 por ciento, pero lo más interesante es que lo hacían de forma más saludable. Trabajamos para trasladar todas estas investigaciones a humanos y así combatir enfermedades que tienen importantes consecuencias socioeconómicas en la sociedad de hoy.

- Retrasar el envejecimiento es esquivar la muerte. ¿Ve probable que el hombre logre la inmortalidad?

-Somos seres vivos y eso nos hace mortales. Aunque consiguiéramos frenar el proceso de envejecimiento y evitar las enfermedades asociadas al mismo logrando alargar mucho la vida en condiciones saludables, siempre podríamos morir de hambre, de frío o de una muerte accidental. El envejecimiento no está previsto por la evolución, todos los genes que tenemos son para mantenernos sanos y fuertes. Sin embargo, estos genes dejan de funcionar bien cuando pasamos la edad reproductiva, entre los 40 y los 50 años. Esto es así porque en la naturaleza no solíamos durar más de esos años y no tenía sentido que la evolución invirtiera en mantener esos genes de juventud.

- Ha trabajado en Estados Unidos. ¿Es muy diferente allí el modo de trabajo?

-En Estados Unidos hay mucho respeto a la investigación. Las instituciones tienen un nivel altísimo de donaciones y no dependen de los cambios políticos. En el CNIO hemos lanzado la plataforma "Amigos del CNIO" para contribuir a la investigación. Tenemos cerca de mil amigos y recibimos legados y herencias.

- Usted es científica y madre, ¿la maternidad suma o resta en la carrera profesional de la mujer?

-Es una pregunta que no se suele hacer a los hombres, y eso es por algo. Las mujeres seguimos cuidando a niños y familiares enfermos. La mejor manera de cambiar esto es mutando las leyes. Mientras todo siga igual, habrá desigualdad de oportunidades y económicas, y seguirán fomentándose estereotipos que perjudican a las mujeres. En mi caso, he podido compatibilizar las dos cosas gracias a que el padre de mi hijo ha contribuido a criarlo.