En Murcia contamos, posiblemente desde nuestra época islámica, con una particular y propia unidad de medida de superficie, la tahúlla (con ´h´ intercalada). Fue la medida utilizada en el repartimiento de tierras de Alfonso X tras la reconquista y que equivale a 1.118 metros cuadrados.

Desde el 14 de octubre del pasado año, la pedanía murciana de Espinardo cuenta con otra unidad de medida particular con la que medir el sabor de las más tradicionales verduras de nuestra huerta y el mejor pescado fresco del Mar Menor, con la apertura de la Taúlla (sin ´h´ intercalada) de la mano del televisivo e inquieto chef murciano Julio Velandrino, popular en toda España desde su participación en el programa Top Chef de Alberto Chicote.

Después de viajar durante muchos años y aprender de los más afamados chefs españoles, Julio cuenta por fin con su propio restaurante, que sin duda dará mucho que hablar después de que nos vaya dando a conocer su particular cocina basada «en el respeto al producto de nuestra Región y su tradición al que me gusta transmitir mi personalidad. Un cocinero ha de usar el mejor producto y no estropearlo y para eso hay que conocerlo, rescatar las variedades de semillas autóctonas y darle protagonismo a los vegetales de temporada. Eso, unido a la cultura de cocina murciana y a los pescados del Mar Menor, con los toques de los países a los que he viajado, es mi estilo de cocina».

Cuando accedemos al espectacular recinto de la Taúlla el ambiente de luz tenue nos predispone a dejarnos sorprender, puesto que no cuentan con una carta convencional y sólo elaboran un único menú, que varía a diario según los productos del mercado, conformado por cinco platos, además de postre, perfectamente maridados con vinos y cavas sorprendentes y en los que no faltarán nunca las verduras de temporada, pescado fresco del Mar Menor o los originales arroces de Julio como el espectacular arroz de pez ballesta y careta de cerdo que pudimos degustar el mismo día que nevó en Murcia, después de 34 años.

Comenzamos probando una emulsión de parmesano con leguminosas, con lentejas y veza germinadas, guisantes y habitas tiernas a las que se le añadió un caldo de cocido. El segundo plato fue una emulsión de foie sobre puré de calabaza totanera con hierba pamplinas, para continuar con su alcachofa confitada con cebollas en la que el secreto al Kamado es la guarnición y la alcachofa el centro del plato. El festival de sabores continuó con su huevo ecológico de gallina feliz, con parmentier de coliflor, crema de espinacas bordes murcianas y migas de pan y pimentón de bola. De postre, emulsión de queso fresco con remolacha, espectacular.