La paleontóloga china Lida Xing de la Universidad China de Geociencias en Beijing ha encontrado en un mercado al norte de Myanmar la cola de un dinosaurio de hace 99 millones de años enterrado en ámbar. Los resultados, que arrojan nueva luz sobre cómo se veían los dinosaurios, se publican en la edición de diciembre de la revista Current Biology.

Sin embargo, la muestra, del tamaño de un albaricoque seco, estaba destinada a terminar como una curiosidad o una pieza de joyería por los comerciantes birmanos. "Me di cuenta de que el contenido era un vertebrado, probablemente terópodo, en lugar de cualquier planta --ha explicado Xing a la CNN-- No estaba segura de que el comerciante realmente supiera lo importante que era este ejemplar, pero no aumentó el precio".

Por su parte, el paleontólogo del Museo Real Saskatchwan en Canadá y co-autor del artículo, Ryan McKellar, ha señalado que se quedó impresionado cuando Xing le mostró el trozo de ámbar. "Es un hallazgo que se produce una vez en la vida --ha explicado--. Los detalles más finos son visibles hasta en tres dimensiones".

Anteriormente se han encontrado fragmentos de alas de pájaro dinosaurio de la era preservada en ámbar, pero esta es la primera vez que un esqueleto de dinosaurio momificado ha sido descubierto, según ha señalado McKellar.

La sección de cola pertenece a un joven coelurosaurian, del mismo grupo de dinosaurios como los velocirraptores depredadores y el tiranosaurio. El ámbar, que pesa 6,5 gramos, contiene fragmentos de hueso y plumas, presenta la evidencia fósil que muchos dinosaurios lucían plumaje primitivo en lugar de escamas.

Además, McKellar ha indicado que la criatura habría tenido una cola en forma de látigo como un ratón, pero cubierto con plumas de contorno similares a las que dan forma y color a las aves. "Cuanto más vemos estos dinosaurios con plumas y lo extensas que son las plumas, especies como un velocirraptor escamoso parecen cada vez menos probable --ha añadido-- No son bastantes los monstruos al estilo Godzilla que pensábamos o tan terribles, muchos dinosaurios arrullaban en lugar de rugir".

Por otra parte, el ámbar conserva la pigmentación de las plumas que permiten a los científicos evaluar con cierto grado de certeza cómo se veía. Así, visto bajo un microscopio, las plumas sugieren que la criatura era de color castaño y blanco.

"Realmente pone de relieve la importancia del ámbar como un ancla para el estudio futuro. Estamos recogiendo características que no pudimos ver en los fósiles sedimentarios comprimidos", ha concluido McKellar.