La primera vez que escuchamos el nombre de un restaurante resulta prácticamente inevitable asociar su denominación con el tipo de cocina que posiblemente vamos a degustar cuando lo visitemos. A mí me pasó con La Cava de Royan. Mi mente inmediatemente pensó en champán y alta cocina francesa al pensar en Royan, la ciudad costera situada en el departamento de la Charente Marítimo y en la región Nueva Aquitania, que es la capital de la Côte de beauté y se encuentra en la desembocadura del estuario del Gironda (bendita Wikipedia). Craso error. A la hora de buscar un nombre para el local, hace cuatro años, sus propietarios, el matrimonio formado por Antonio Segado y Vanesa Navarro inventaron la palabra ´Royan´ a partir de los nombres de sus hijos: Rocío y Antonio. Nombre que también le viene de perlas si utilizamos las dos primeras letras del nombre de su joven chef Rodi (Rodolfo) Fernández Molina a quien ayudan en la cocina Manuel Arques, Manuel Ruzafa y Elison; además de Antonio el sumiller, el maître Juan, y Paco y Diego los fines de semana.

Cuando accedemos a La Cava de Royan inmediatamente nos llamará la atención su modernísima decoración con blancas paredes diáfanas y columnas grises y rápidamente la vista nos llevará a la zona de barra con el impresionante expositor repleto de suculentas y llamativas tapas.

Cuentan con una especial carta de barra que incluye una amplia oferta de tapas elaboradas. También cuentan con un menú ejecutivo que, por 15 euros, nos ofrece tres entrantes y un plato de carne o pescado a elegir de la carta, además de bebida, postre y café. Pero si de verdad lo que queremos es disfrutar de la divertida, creativa y espectacular cocina de Rodi hemos de pedir su amplio y variado menú degustación, por 35 euros, que varía cada tres semanas, para saborear platos como los bocados de nuestra costa que incluía el día que estuvimos allí: caramelo de hueva, mojama y almendras envueltas en obulada (una oblea transparente y muy fina hecha de almidón de patata), teja de quisquilla y atún rojo con vinagreta; carpaccio de presa ibérica aderezada de vinagreta de tomate y colmenillas; pulpo a la parrilla con placton, pimentón picante y soja; croqueta melosa de setas con bacon y crema de pimientos; ensalada de brotes tiernos con setas confitadas y crujiente de parmesano; bogavante cítrico y caldo de galeras; lomo de vaca vieja con mostaza de hierbas; prepostre de espuma de maracuyá ácida y postre de chocolate salado, picante, dulce.

Cuentan también con seis menús desde 28 a 45 euros. Su plato estrella podría ser su tataki de atún con el que consiguió el tercer puesto en Madrid Fusión de 2014 o los huevos poché con hielo seco y salsa de trufas.

Su carta incluye excelentes platos de pescado de lubina salvaje, gallo pedro, bacalao o merluza de pincho; carnes como el entrecot de angus o de vaca vieja, paletilla de cabrito, pluma de cerdo ibérico, solomillo de cordero o rabo de toro. Organizan anualmente jornadas de carne de caza. Cuentan con dos reservados para 20 y 40 comensales y una magnífica bodega con más de 60 referencias de vinos.