Siete robos y cuatro animales muertos. Ese es el balance que le dejan, hasta el momento, a Emilio Cerveró las continuas internadas de ladrones en su desguace de Montserrat, provincia de valencia. Dueño de este cementerio de automóviles, achaca la oleada de sustracciones a la construcción de una rotonda junto a su negocio.

Según explica, la Diputación de Valencia le expropió parte de los terrenos y, tras derribar una parte de su muro exterior, delimitó su propiedad con una frágil valla metálica. Desde entonces, en varias ocasiones, los desconocidos aprovechan la endeble cerca para adentrarse en su propiedad y robar piezas para sus vehículos. Harto, ha soltado un toro que deambula por la parcela como medida disuasoria.

La situación se ha vuelto insostenible desde el pasado verano. Durante el periodo estival, las entradas furtivas y los robos se han sucedido sin descanso, generando grandes molestias y temor por posibles accidentes: «Desde que me expropiaron parte del terreno todo son inconvenientes», lamenta Cerveró. Y añade: «nos han puesto una valla que permite a los ladrones romperla, entrar y llevarse lo que quieran; por culpa de eso algunos de los perros y animales que teníamos aquí se han escapado y han acabado atropellados, aunque por suerte no hay que lamentar ningún accidente por el momento, pero podría ocurrir en el futuro si continúa esta dinámica».

Los robos, al menos, no suponen grandes pérdidas para el dueño del desguace, quien especula con que los culpables sean «algunos jóvenes que necesitan un retrovisor, algún faro o una rueda de repuesto, se aprovechan de la noche, rompen la valla y se llevan lo que les apetece, nunca son cosas grandes y pesadas, pero se van dejando las alarmas sonando y la verja destrozada».

Por ello, no aguanta más y reclama al ente provincial mayor protección para su propiedad: «Lo único que pido es seguridad; yo antes tenía mi negocio bien protegido y ahora tengo una valla que de un estirón se queda colgando, dejando que cualquiera pueda entrar al recinto libremente y que los animales se escapen; necesito que pongan alguna pared o planchas metálicas, cualquier cosa que proteja mis posesiones y a los conductores que puedan cruzarse con alguno de los animales fugados; se trata de un peligro que podemos evitar», remarca.

Tras conocerse la noticia de que había soltado a un toro en su propiedad, el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) se personó el lunes en la localidad para interesarse por el toro que vigila el desguace Según confirmó el propietario del negocio, Emilio Cerveró, un agente de esta unidad especializada de la Benemérita acudió en busca de la documentación del animal.

La unidad medioambiental de la Guardia Civil se presentó en su parcela para conocer detalles sobre la situación, los permisos y el control veterinario del animal: «Ha venido el Seprona pidiéndome papeles de esto y de lo otro, yo les he enseñado toda la documentación, que está correcta, y ya está». El toro se encuentra suelto en la parcela, aunque alejado de la zona en la que se desenvuelven los trabajadores y clientes.

Emilio reivindica el derecho a tener el animal en su parcela al disponer de los permisos reglamentarios y rechaza cualquier posibilidad de trasladarlo fuera de allí, donde realiza una función disuasoria: «Tienen que saber que el toro no se irá, está perfectamente donde está, tranquilo, nunca ha hecho daño a nadie», reiteró ayer. El animal es cuidado como si se tratara de una mascota.

El toro deambula de manera apacible por los terrenos del desguace de Montserrat junto a una piara de cerdos. El propio Emilio reconoce que los animales se han acostumbrado a su voz, por lo que cuando pasea junto a ellos procura elevar el tono para hacerse oír y transmitir «un mensaje de calma». Durante el día, son casi unos miembros más de la plantilla, aunque por la noche es cuando empieza su particular misión, ya que el principal cometido del bóvido es vigilar los terrenos e intimidar con su presencia a los hipotéticos ladrones.