El Mesón de Sotomayor, a la entrada de Patiño tras cruzar la Ronda Sur, no es un restaurante donde se llega por casualidad, ni siquiera siguiendo las ´sabias´ instrucciones del GPS. Sinceramente cuando me dirigía hacia allí tenía el presentimiento de que, a pesar de ser viernes, íbamos a estar prácticamente solos. Craso error, todo lo contrario, porque la totalidad de las redondas mesas de su comedor, con capacidad para unos 60 comensales, se encontraban totalmente ocupadas. Por suerte nuestra mesa estaba reservada y pudimos disfrutar de una excelente comida casera servida con profesionalidad y rapidez por su artífice, desde hace siete años, Paco Sotomayor Galinsoga, y su hija Ana María.

El carácter familiar de la cocina casera y tradicional del Mesón de Sotomayor lo refuerza el hecho de que la cocina del restaurante es también la cocina de la casa, del piso superior, en la que habita la familia Sotomayor y tras cuya cocina se encuentran Mari Carmen Gálvez, mujer de Paco, y su hermana Carmen, con la ayuda de Roberto y Desiderio los fines de semana.

Paco lleva desde los 16 años en el mundo de la hostelería, tras pasar 22 años en la Cafetería Tebas de Centrofama. «Allí aprendí lo poco que sé -explica Paco-. La nuestra es una cocina tradicional, basada en lo que la gente nos demanda, como la carne a la brasa, guisos, asados, arroces, pescados, carnes y postres caseros. Todos los platos que servimos se preparan partiendo de cero, nada está semipreparado, ni siquiera las patatas».

Y estando en Patiño, pues no pueden faltar los trovos, como el de Joaquín Cervetto que podemos leer en una de sus paredes: «Es una suerte contar/si a la verdad me ciño/ que tenemos en Patiño/un rincón de bienestar/donde tú puedes estar/disfrutando sin medida/de una excelente comida/servida con mucho agrado/ya que tú has comprobado/su atención recibida».

Su carta cuenta con una amplísima oferta de entrantes, más de una veintena, entre los que destacan su revuelto de salmón, chipirones a la andaluza, calamares a la plancha, gambas al ajillo, virutas de foie, gamba roja a la plancha, buñuelos de bacalao, verduras en tempura, pulpo al horno o croquetas caseras. Media docena de tipos de patatas hechas en sartén, a lo pobre, al ajo cabañil, palitos de berenjena con crema de queso y miel, patatas con jamón y huevos revueltos, revuelto de letones y espárragos trigueros o el de setas, jamón y gambas. Cuentan con cuatro tipos de ensaladas, como la mixta tradicional con tomate partido, aceitunas y ventresca de atún.

Pero sus platos estrella son los que salen de sus brasas, costillas de cordero, pollo a la brasa, entrecot de novillo argentino, secreto de cerdo ibérico, chuletón de buey, lomo bajo de ternera o solomillo de ternera.

Preparan por encargo arroces de pollo, marisco, a banda, verduras, conejo con caracoles, costillejas y magra o bogavante. Así como asados de cochinillo al horno de leña, pata de cabrito o lechazo. De martes a viernes ofrecen menú por diez euros, que incluye tres primeros a elegir, tres segundos, pan, postre y una bebida, y menús cerrados para grupos de 25 o 39 euros. Su carta de vinos incluye más de una veintena de referencias y excelentes postres caseros como su tarta de queso y frutos del bosque, natillas con galleta, o la tarta de la abuela.