Con un desembolso de 800 millones de dólares, la NASA ha enviado la sonda OSIRIS-REx rumbo al asteroide Bennu. El dispositivo espacial, que se lanza desde Cabo Cañaveral -Estados Unidos-, tiene previsto aterrizar en dicho cuerpo celeste en el año 2018. Su objetivo es recopilar muestras del asteroide para regresar a La Tierra a más tardar en el año 2023. Pero... ¿por qué es tan importante esta travesía?

Bennu y el origen del Sistema Solar

El viaje de la sonda, que se estima de siete años -entre ida y vuelta-, aportará material científico de gran valor ya que este asteroide permanece prácticamente intacto desde su formación lo que podría arrojar numerosas pistas sobre el origen del Sistema Solar.

Al parecer, la gran roca se formó hace unos 4.500 millones de años, más o menos el mismo tiempo que tiene La Tierra y otros planetas del Sistema Solar. Con una dimensión de 500 metros de ancho y una velocidad de trayectoria de 100.000 km por hora, los científicos han tenido que analizar mucho sus movimientos para que esta misión finalice con éxito.

¿Un asteroide peligroso?

Asimismo, la misión también servirá para analizar cómo se puede preparar La Tierra ante la posible colisión de este tipo de cuerpos celestes. En el caso concreto de Bennu, se cree que las posibilidades son escasas, pero su gran tamaño hace que se le deba prestar atención.

De hecho, su órbita y la de La Tierra se cruzan cada seis años, aproximándose unos 300.000 kilómetros. De ahí la necesidad de vigilarlo. Si el choque tuviera lugar, algo que ocurriría a finales del siglo XXII, la mitad del planeta podría quedar arrasado. Un motivo más para prestar atención a esta gran misión de la NASA.

Más contenidos en www.onemagazine.es