Cieza vivió el día gran de su feria, con un excepcional ambiente en la calle, que hacía presagiar un lleno en los tendidos de la Deseada (solo se llegó a los dos terceros del aforo).

La banda dirigida por Francisco García tuvo que dar dos vueltas al ruedo, durante la presentación, a petición del público.

Cuando apareció en el ruedo el primer toro por sus hechuras pareció retrotraernos al toro de los años setenta. Rafaelillo que es un torero honrado, profesional y que sabe del oficio ante tal ´juguete´ se gustó y disfrutó muchísimo. Lo recibió con una larga cambiada para proseguir con verónicas y cerrar por chicuelinas. El toro recibió un apunte de varas. Con la muleta inició la faena de rodillas al hilo de las tablas para proseguir por la derecha con suaves y lentos muletazos.

El toro tenía buen son aunque no se llegó a emplear, pero el del Barrio del Carmen consiguió cuajar una faena muy templada en la que hubo variedad, incluso molinetes de rodillas, cargando todo el peso de la faena por el pitón derecho. Concluyó con estocada trasera y recibió un premio del público.

Su segundo tenía más presencia, pero a Rafaelillo le dio igual, lo recibió con una larga cambiada y al rato pues el toro salía suelto le endoso un afarolado. Con la muleta se pasó más tiempo intentando sujetarlo y que no se fuera a las tablas que toreando, aunque al final consiguió calentar al público a base de entrega y ganas, dejando muletazos muy estimables por ambas manos. Todo lo hizo el torero del Barrio del Carmen, pues el toro se desentendía continuamente. Finalizando la faena con dos intentos de matar recibiendo y estocada. El público le grito toreo torero, consiguiendo el segundo trofeo que le abría la puerta grande de la Deseada.

El primer toro de Perera pegó tres vueltas al anillo pegado a las tablas poniendo en gran riesgo al extremeño. Posteriormente arremetió con violencia al caballo. Un toro raro, sin embargo Perera hizo que pareciera bueno. Al comenzó de la faena su rival se quedaba a medio embestir, pero con su poderosa muleta llegó a ligar varias tandas con muletazos de toreo clásico. Por el pitón izquierdo el toro era todavía menos claro y ya mostraba signos de querer rajarse, Perera volvió a la derecha y cerró la faena de manera muy torera. Pinchazo sin soltar y lo que es más raro y difícil hizo guardia por dos veces consecutivas de la misma manera y en el mismo sitio, luego dejó una media trasera que bastó, recibiendo la ovación del público.

El segundo de su lote, chico, gacho y apretado de cuerna fue sin embargo el que más se empleo de todo el encierro y Perera lo aprovechó, llevando a cabo una larga faena de mucho ligazón tanto por la izquierda por la derecha consiguiendo enaltecer al respetable que aplaudió en pie muchas fases de la faena. Concluyó con estocada trasera y dos descabellos, recibiendo como premio desorejar a su rival.

Se tuvo que ir Cayetano al centro del ruedo para intentar sujetar a su primer enemigo sin conseguirlo. Al inicio de la faena de muleta, el público protestó de manera muy aireado las pocas fuerzas de su enemigo, produciéndose un gesto muy feo en el torero al quedarse parado durante unos minutos, intentando cargar la responsabilidad en el presidente de la corrida, sin embargo a continuación sacó la torería que lleva en los genes, el temple y el buen gusto ligando tres tandas por la derecha de gran factura y cerrando una de ellas con un pase de pecho de ensueño, que duró más que el viaje de la antigua Alsina de Murcia a Cieza. Con la izquierda también toreo con gusto dejando un par de cambios de manos impresionantes. Concluyó de estocada y dos descabellos recibiendo la ovación del público.

Con mucho gusto y garbo genuflexo, recibió Cayetano a rival menudo, ejecutando un ´puñao´ de verónicas muy hondas rematadas con dos medias. Vibrante comienzo que no ha tenido continuidad con la muleta a pesar del intento del malagueño por estirarse por ambos pitones, la faena no tuvo en su final la misma altura que al inicio con el capote. Concluyó con dos pinchazos sin soltar, estocada y varios descabellos.