Resulta paradójico llamar 'rincón', según la definición de la Real Academia: «Espacio pequeño. Escondrijo o lugar retirado», a un espacio que ocupa una extensión de más de 60.000 metros cuadrados, situado en plena huerta de Murcia, en Beniaján (apenas a quince minutos de la catedral), y que realmente es un auténtico y colosal parque temático dedicado a Murcia, a la gastronomía, los eventos y un auténtico homenaje a la huerta murciana.

Un horno moruno, una histórica barraca murciana, decenas de rincones plagados de centenares de aperos de labranza, una impresionante colección de carros, galeras y carruajes, zonas verdes donde no faltan las palmeras, los naranjos y los limoneros, parques infantiles y hasta corrales y cuadras con una selección de cada una de las especies autóctonas de la Región como el chato murciano o la vaca murciano-levantina.

Corría el año 1992, año de cosas grandes en España. Mientras Barcelona ejercía de anfitriona en las Olimpiadas y Sevilla sorprendía al mundo con la Expo, en Murcia también nacía, de la mano de Manolo Arnau y su esposa Conchita Marín, un proyecto que tras comenzar con un restaurante con capacidad para 120 comensales no ha parado de crecer desde entonces.

En 1996 ampliaron a 900 comensales, en 2003 crearon tres salones con capacidad para 1.400 personas cada uno de ellos, y hoy en día cuentan con 14 salones (salón huertano, salón buhardilla, salón miravete, salón central, salón pérgola, salón chimenea, salón Fuensanta, salón los arcos, salón tinajas, salón portón, salón bodeguilla, salón olivar, salón toneles y sala principal), amplios jardines y cuentan con la infraestructura y la capacidad para dar de comer en un mismo espacio a más de cuatro mil personas.

Conchita y Manolo (que sueña con crear en el recinto una especie de granja-escuela -museo que incluya hasta un gimnasio basado en los esfuerzos de la huerta), dan trabajo a 35 personas y cuatro familias viven dentro del recinto ocupándose de su mantenimiento, junto a Salvador Martínez, encargado de personal y ventas; Manolo Reyes, encargado de banquetes; o su jefe de cocina desde 2003, Francisco José Miras Soler, quien se encarga de elaborar los más tradicionales platos de la gastronomía murciana como su cabrito al ajo cabañil, el chuletón de chato murciano a la parrilla aderezado con sal de escamas y patatas especiales con tomate de pera confitada, la dorada del Mar Menor con vinagre de chocolate, gambón y fideos de arroz con aceite de pimentón, sus arroces como el de verduras de nuestra huerta con bacalao o con boquerones y azafrán de hebra o sus exquisitos postres caseros y sus espectaculares paparajotes a la leche frita y helado de turrón.

Cuentan con una extensísima carta, que varían dos veces al año por estaciones, y que incluye media docena de entrantes fríos, desde hueva de mújol a micuit de pato, una decena de entrantes calientes, desde calamares de potera a revuelto de bacalao, guisos diarios, cuatro tipos de arroces, excelentes pescados de bahía y una amplísima selección de carnes que incluye hasta cochinillo al tostón y cabrito lechal asado en horno panadero.