El programa europeo Copérnico de observación de la Tierra amplió su familia con Sentinel-3A, el tercero de los satélites de este proyecto enviados al espacio con el objetivo de inundar el planeta de datos de océanos, lagos o ríos y mejorar así la gestión del medio ambiente.

El lanzamiento se produjo a las 17:57 horas GMT desde el cosmódromo ruso de Plesetsk a bordo de un cohete Rockot y la primera señal de que el satélite "estaba vivo" se recibió en la antena de Kiruna (Suecia) pasadas las 19:30 horas GMT, momento en que el se oyeron los primeros aplausos en la sede de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Darmstadt, desde donde se sigue la misión.

El satélite ya desplegó sus paneles solares, confirmó Juan Miró, de ESOC (centro de operaciones de ESA en Darmstadt), y ahora quedan varias horas y días cruciales, en los que, por ejemplo, tiene que alcanzar su órbita -volará a 814 kilómetros de altitud-.

Sentinel-3A va cargado con cuatro instrumentos, que se irán poniendo en marcha gradualmente y se irán testando desde ESA.

Estos cuatro son: OLCI (instrumento para el color de la tierra y los océanos); SLSTR (radiómetro para la temperatura superficial del mar y la tierra); SRAL (altímetro radar de apertura sintética); y MWR (radiómetro de microondas).

Una vez pasado este período, aproximadamente dentro de cinco meses, Eumetsat, la Organización Europea para la Explotación de los Satélites Meteorológicos, operará Sentinel-3A, distribuyendo datos marinos y dando soporte a usuarios europeos y de otros países.

Y es que el tercero de los sentinel es sobre todo un satélite de los océanos, de los que medirá la altura, la temperatura y el color de la superficie (conocerá por ejemplo las concentraciones de algas y fitoplancton), así como el espesor de las banquisas de hielo.

Estas medidas permitirán monitorizar cambios en el nivel del mar, la contaminación o la productividad biológica de los océanos.

Sentinel-3 también cartografiará los usos del terreno, obtendrá índices de vegetación y medirá la altura de ríos y lagos. Además, será capaz de detectar incendios forestales desde el espacio.

Los datos se distribuirán de forma gratuita a usuarios de todo el mundo y los relacionados con la superficie terrestre serán gestionados por la ESA desde su centro en Esrin, ubicado en Italia.

El principal objetivo de esta misión, además de "radiografiar" el estado del planeta, es mejorar la gestión del medio ambiente, comprender y mitigar los efectos del cambio climático y garantizar la seguridad.

Los datos adquiridos por sus instrumentos se sumarán a las imágenes de radar proporcionadas por Sentinel-1A y a las imágenes ópticas de alta resolución de Sentinel-2A, aportando conocimiento clave para gestionar mejor la biodiversidad, los recursos hídricos, la seguridad, la pesca o la agricultura, según Tedae, Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Aeronáutica y Espacio.

Sentinel-3A, con una vida útil inicial de 7,5 años aunque construido para vivir 12, tendrá una pareja (que se lanzará en 2017), y ambos han sido diseñados y construidos por un consorcio de unas cien empresas bajo el liderazgo de Thales Alenia Space Francia.

Entre las empresas que han participado hay once españolas, que son responsables de un 10 % de la misión.

Los Sentinel-3 son, según la ESA, "el caballo de batalla del programa Copérnico", y se verán ampliados en dos más: Thales Alenia Space anunció la pasada semana un contrato de 450 millones de euros con la Agencia para construir los satélites Sentinel-3 C y D.

Para el director de la ESA, Jan Wörner -quien intervino a través de un vídeo ante los invitados en Darmstadt- el programa Copérnico es un claro ejemplo de la unión, colaboración y trabajo entre los países de la Unión, la Comisión Europea y Eumetsat.