Encontrar un equilibrio entre nuestra vida laboral y personal no resulta nada fácil. Y como estamos ya acostumbrados en esta sección a combatir las dificultades€ pongámonos manos a la obra para darle forma a lo que decimos.

La sensación de ´falta de tiempo´ y una mala planificación son las principales causantes que nos impiden encontrar esa conjunción entre lo personal y lo laboral. Casi siempre nos sentimos presos de nuestro trabajo; y el peso que debemos sostener cuando nuestra mente se centra especialmente en ello, es mucho más dañino de lo que nos podemos imaginar.

Cuando nos sentimos perpetuos a nuestro trabajo, estamos atentando contra nuestra calidad de vida. Fatiga, estrés, desaliento, tristeza, desmotivación€ son las típicas sensaciones que nos cargamos en la mochila cuando no podemos compaginar familia y empresa.

Las expectativas laborales son un acicate motivador para lograr resultados, profesionalidad, responsabilidad, compromiso€Sin embargo, cuidado con los excesos€ De todos es sabido que los extremos son algo peligrosos, y a su vez, complicados de gestionar. Entrar en ese círculo vicioso conlleva serios problemas. Conjugar ambos planos requiere plantearse una gran reflexión para que llegado el momento seas capaz de pasar a la acción:

Planear y priorizar te van a ayudar a organizar tu día a día y es probable que esa sensación de no saber qué hacer o de perder el tiempo en cada momento se disipe.

Aprender a decir no y desconectar es básico para plantear un equilibrio sistémico con tu parte más personal; de muy poco sirve tener tu cabeza en quehaceres laborales si estás con tu familia, amigos, o solo. Así podrás tomarte un respiro y permitirte un tiempo que pocas veces utilizas; empléalo a conciencia y ten en cuenta que es un tiempo que tú has decidido tener para ti; y para nada es una pérdida del mismo.

La concentración en lo que estás haciendo es primordial, ya sea para ser más competitivo en tu trabajo, y para disfrutar mucho más de tu vida personal.

Volvemos a decir que lo idílico no existe, que los tiempos están muy ajustados, que la sensación de prisa y rapidez es algo que está muy incrustado en nuestra vida y que pensar en cambiar esa tónica es algo muy complejo. Los días transcurren y no nos damos cuenta de qué hemos hecho. Tengamos pausa, mesura y recapacitemos sobre nuestra actitud ante una trampa en la que es fácil caer. Tomemos decisiones y demos paso a la acción. La conciliación familiar es tan importante y necesaria, que te hará mejor en tu trabajo.