Resulta increíble pensar que un local con apenas cinco metros y solo cuatro taburetes pueda servir aperitivos los fines de semana hasta para doscientas personas, justo en la puerta principal del tradicional Mercado de Verónicas, pero eso lo consigue, y sin darse ninguna importancia, desde hace diez años, el caravaqueño Juan García tras la barra y a los mandos de la plancha del Café Bar Picaor, un rincón privilegiado de la Plaza de Verónicas donde se da culto al aperitivo con mayúsculas.

Por sólo un euro y medio de sobrecoste por cada plato que pase por su plancha, Juan prepara gambas rojas y blancas, cigalas, almejas, calamares y cualquier tipo de producto que hayamos adquirido minutos antes en cualquiera de los puestos de la Plaza. «Hasta erizos hemos hecho, el truco está en no pasarlos, echarles la sal justa y sacarlos al punto», explica Juan, quien también tiene el secreto de las auténticas migas: «Agua, sal a discreción, hervir, harina, pasas, hervir, que chupe la harina el agua, aceite y darle vueltas durante veinte minutos».

Además del marisco adquirido en los puestos, no debemos dejar de probar las tapas propias del Picaor, como puede ser el exquisito pulpo al horno que ofrecen los viernes y sábados (y en Navidad todos los días), a 1,50 el trozo, sus marineras y matrimonios con anchoas en salmuera, sus alcachofas a la romana, habas fritas, sangre, tortilla de ajos o de patatas, embutidos de todo tipo o sus especiales ´Entierro de la sardina´, con sardinas y pimiento de piquillo.

El nombre del local lo heredó del apodo de su suegro, quien regentó un puesto de frutas en el mismo Mercado de Verónicas con más de cien años de historia y en el que han trabajado hasta tres generaciones.

Entusiasta de la fiesta de los Caballos del Vino de Caravaca, donde ha corrido muchos años, Juan nos ofrece, además de quintos y tercios de Estrella, excelentes vinos como el Albariño Mar de Frades, el crianza de Ribera Pago de Carrovejas, Coto de Rioja, Juan Gil de Jumilla o el verdejo de Rueda Verderol.

Por el local han pasado multitud de rostros conocidos como Cruz y Raya, Cayo Lara o Rosa Díez y es lugar de peregrinación de turistas, sobre todo alemanes, procedentes de Campo Sol desde que publicaron un reportaje en un periódico alemán hablando del Picaor.