Quedan pocos días para que finalice el año presente, 2015. Todos los grupos de amigos y familias preparan las fechas festivamente marcadas para volver a unirse por motivos navideños y de inicio de un nuevo año. Sin embargo, en la familia flamenca de Lo Ferro se vive por primera vez el paso de un año a otro notando con intensa emoción aún la ausencia de quien fue su mentor, su fundador, su creador, que solo el devenir por su propia inercia irá mitigando poco a poco.

Por ello sigue estando presente nuestro más sentido duelo por la pérdida de la persona de Sebastián Escudero Sanmartín. Todo el contenido de la pasada edición fue un póstumo homenaje a este gran hombre que, sin pensarlo demasiado, un día comenzó a poner los primeros ladrillos de lo que luego sería su gran obra: el Festival de Lo Ferro, con sobradas ilusiones y la fuerza de su juventud, ya que contaba con unos treinta y nueve o cuarenta años. Comenzó a lidiar sus primeros toros como se suele decir en el argot taurino y con la justa sabiduría entró de pleno en la universidad del flamenco y después de un largo recorrido, con sus aciertos y desaciertos, fue enriqueciéndose en su saber cotidiano y de esa manera llegó a la cumbre donde se doctoró para el flamenco. Si en nuestro país hubiera muchos hombres como él, muchísimo más se hubieran promocionado las artes flamencas.

Sebastián Escudero nos enseñó a amar el flamenco, a conocerlo de la manera más sencilla, era tan generoso que nadie se marchaba sin cantar en Lo Ferro por pequeño o por grande. La sencillez y campechanía de su carácter han sido el mejor aliciente en la convivencia social y flamenca del día a día para todos los que han visitado Lo Ferro. Sus bromas, sus chascarrillos, sus gracias, sus trovos, sus cantecicos serán lo primero que quede en la memoria de un Lo Ferro consciente de su historia flamenca y de su cultura para la posteridad.

Pero, sobre todo y lo más importante, es que ha sabido ser un auténtico forjador de eventos artísticos para la promoción de las artes flamencas de Lo Ferro allá donde ha sido posible: así, en diversas provincias andaluzas, Jerez, Córdoba, Almería, Granada, en la Feria Mundial del Flamenco en Sevilla, en Marruecos, en Madrid, en Valladolid y en Francia. Ha sabido dotar al Festival de notas originales, con toques muy naturales hasta imprimirle un sello propio e inconfundible. Ha conseguido que el Festival de Lo Ferro suba año tras año por una escalera ascendente de calidad de espectáculos y de dotación económica y artística de premios con la debida garantía y responsabilidad para con todos: artistas, patrocinadores y colaboradores. Con su gran sentido de solidaridad, con otros amantes del flamenco ha apoyado la celebración de otros festivales. Ha impulsado la promoción de nuevos valores del arte flamenco: cantaores, bailaores y también guitarristas, con un inigualable plus de innovación. También él ha sido cantaor con un muy específico sentido natural de espontaneidad y sabor popular, motivando con inteligencia al ambiente y al respetable que lo escucha y ha sabido ser impulsor a la creatividad de nuevos cantes, como la ferreña.

La aceptación de su buen hacer ha sido general y desde luego extraordinaria, reconocida por la crítica flamenca, entre otras muchas cosas por su valentía para la permanente continuidad hacia el futuro, al dotarle de una profunda fuerza de proyección social para la comunidad flamenca.

Por eso, la consecuencia más extraordinaria era el disfrute y la felicidad de todos en esas noches interminables y luego los comentarios, el boca a boca, las anécdotas de los aficionados y el cariño con que se hacía todo.

Voy a cerrar este póstumo homenaje con tres fandangos hechos para el amigo Sebastián Escudero Sanmartín, desde mis adentros para él con cariño.

Que Dios lo tenga en la gloria

a Sebastián Escudero

que Dios lo tenga en la gloria,

fue valiente y guerrero

y será pa´ siempre historia

por flamenco y caballero.

Cuando Escudero se fue

en Lo Ferro dejó un vacio,

cuando Escudero se fue,

yo me pregunto Dios mío,

el cómo, dónde y porqué

al cielo te lo has ´subío´.

Siempre te recordaré,

Escudero, buen amigo

siempre te recordaré,

Fuiste bueno tú conmigo

y nunca lo olvidaré,

Lo Ferro será testigo.