El veterano restaurante ´El Sol´, establecido en Cehegín desde hace más de 70 años, ha presentado su renovada carta de vinos en una cena con cata comentada ofrecida en su atractivo emplazamiento en la calle Mayor. La nueva oferta de vinos ha sido diseñada por Ángela Molina, estudiante de hostelería e hija del matrimonio formado por Paco y María José, que llevan las riendas del establecimiento. Los fundamentados y divertidos comentarios sobre los nuevos vinos corrieron a cargo del sumiller Blas Cerón, en presencia de otros dos acreditados expertos, el ´Nariz de Oro´ Pedro Martínez y el también sumiller y hostelero Juan Francisco Carmona. Entre los invitados se encontraban el alcalde de Cehegín, José Rafael Rocamora, y uno de sus antecesores en el cargo, Pedro Abellán.

´El Sol´ ha logrado mantenerse fiel a sus esencias, conservando en su carta los platos que le han dado fama en toda la comarca, especialmente sus demandadas preparaciones de carne mechada, pierna de cordero en su jugo y calamares rellenos. Pero, al tiempo, el restaurante ha sabido evolucionar, introduciendo nuevos platos más acordes al gusto contemporáneo. Una buena muestra de ellos se pudo degustar en la aludida cena/cata: Croqueta de gamba roja y buñuelo de bacalao, flor de calamar con arroz negro, brocheta de pulpo con espuma de patata, pincho de pollo moruno con salsa de yogur y parmentier de su afamado cordero asado y, como remate, tarta de chocolate.

El vino de Oporto de Jumilla

Platos que maridaron a la perfección con los diferentes vinos seleccionados que, por el mismo orden del menú, fueron los siguientes: cava Recadero Terrers gran reserva 2008; Marañones Picarano 2013, de Madrid; Luis Anxo A Teixa 2012, un peculiar Ribeiro que rompe moldes; López Cristóbal Roble 2014, un Ribera del Duero asimismo diferente a lo que es norma en esta denominación de origen, muy sabroso y con notas que evidencian su escaso contacto con la madera; y Bruma Finca Mandiles 2014, un Jumilla de la colección Bruma del Estrecho que la bodeguera y enóloga Elena Pacheco, junto con Isio Ramos, elabora con mimo a partir de un viñedo de uva Monastrell plantado con sabiduría hace más de 65 años en el Estrecho de Marín, una zona privilegiada del municipio de Jumilla.

El postre estuvo acompañado por el ya clásico Olivares dulce hecho también con Monastrell en Jumilla por la firma del mismo nombre. Respecto a esta bodega, Blas Cerón relató un reveladora anécdota: hasta que Olivares se decidió a embotellar sus vinos, los graneles producidos en la finca se vendían a Oporto, siendo comercializados bajo la denominación de los más afamados caldos portugueses.