Desde septiembre de 2012 los hermanos Narciso y David Calero Aznar, junto al chef Manolo Martínez- Abarca Pastor ofrecen en la Taberna la Ermita de la murciana calle Santa Quiteria un auténtico templo que rinde culto a la buena cocina hecha sin prisas y en la que los pinchos son tratados con auténtica veneración.

«Procuramos elaborar menús que incluyan tradicionales platos de cuchara -explica Manolo Martínez-Abarca- con mucha variedad, que integren pescados, carnes y verduras, prestando especial atención a las bases y a los fondos. Y nuestros pinchos parten de bases bien elaboradas. Le dedicamos a la preparación de cada plato el tiempo que merece y huimos del Avecrem».

Su plato estrella podría ser el atún, marcado a la plancha, sobre base de aguacate, mango y cebolla tierna muy picada como si fuese guacamole y encima regado con una salsa vinagreta y aceite de oliva virgen con sésamo tostado por encima.

Cuentan con un menú que cambia cada día y que incluye tres platos a elegir entre tres tipos de ensaladas, tres primeros y tres segundos, bebida, pan y postre por diez euros.

«Un menú aunque de apariencia sencilla pero que está muy pensado -comenta Manolo- y equilibrado por nuestros años de experiencia y conocimiento del sector. No nos mueve el volumen de ventas, preferimos atender bien a pocos comensales y dedicarle a la elaboración de los platos el tiempo necesario». Y la verdad que se nota en su sabrosísima crema de puerros con cecina ahumada o en su riquísimo caldo con pelotas ´de la abuela´.

El coqueto comedor de La Ermita, en el que suelen ofrecer exposiciones temporales de pintura, tiene capacidad para una treintena de comensales y cuentan con una pequeña barra que da a la calle y servicio de veladores.

Entre semana organizan catas de vino con su correspondiente maridaje prestando especial atención a los vinos de la Región con su promoción de tres copas de vinos murcianos por sólo siete euros.

En invierno, los fines de semana, nos ofrecen su menú degustación en el que innovan con productos de temporada como las setas o las alcachofas y que incluye tres entrantes y carne o pescado. «Ofrecemos por un lado una parte de innovación y por otro una parte de nuestros platos de la carta más emblemáticos», explica Martínez-Abarca.

Una cena tipo en La Taberna la Ermita podría incluir un plato al centro de boquerones a la plancha con sal de ajo y espina crujiente, un paté casero con confitura de vino tinto, un timbal de salmón, aguacate y mango marinado casero, bacalao confitado o atún a la plancha y un chuletón de lomo alto de buey, secreto de angus o solomillo con salsa de boletus. No debemos dejar de probar también su mihoja de berenjena con brandada de bacalao o el piquillo relleno de ternera con salsa agridulce y patatas.

En cuanto a postres caseros destacamos su leche frita en pasta brie, la tarta de la abuela, el tiramisú sorbete de limón o el sorprendente melón al cava con sorbete de limón y canela.

«Somos un local humilde, sin pretensiones, para a quien le guste comer y beber tanto como a sus dueños», sentencia el chef.