Tras la tempestad llegó la calma a La Caverina en una tarde soleada, que con un buen cartel sirvió para cerrar la XVI Feria del Arroz, donde se disputaba la Espiga de Oro. Los trabajadores del servicio de plaza realizaron un trabajo formidable para conseguir convertir el anillo central en un perfecto tapiz de albero.

José Manuel echó a perder una gran faena por la espada en su primero. Lo recibió con dos largas cambiadas para continuar con una serie de verónicas con los pies juntos de exquisita factura, rematando con una media de rodillas en el centro del anillo. También puso banderillas con un primer par excelente. El murciano comenzó la faena de muleta, doblándose para citar de lejos y dejar dos series en redondo enroscándose al toro de gran calidad. Luego se echó la franela a la izquierda dejando muletazos de gran trazo. Hubo molinetes de rodillas, desplantes y cerró con bernardinas. Su handicap estuvo a la hora de rematar dejando dos bajonazos ´infames´ y descabello.

En su segundo, José Manuel volvió a mostrar las ganas con las que venía a Calasparra, estando muy por encima del novillo, lo recibió con dos largas cambiadas, posteriormente se lució en un quite precioso. Volvió a parear con mejor tino. Un novillo ´grandón´, soso y que embestía sin clase, pero el de Alquerías lo movió con soltura y sabor por ambas manos, cerrando con dos manoletinas y un magnífico pase de pecho. Terminó con gran estocada que bien pudiera optar a premio. Oreja, fuerte petición de segunda, dos vueltas al ruedo y bronca a la presidencia, que lleva dos en lo que va de Feria.

Miguel Ángel Silva es un novillero de corte clásico, sobrio, por eso le costó conectar con los tendidos de La Caverina, a pesar de que tanto con el capote, como con la muleta toreo con temple y estilo, basando la faena de muleta en la mano derecha, donde dejó series reposadas y hondas. La faena la cerró con bernardinas buscando el impacto del público, se hizo pesado al matar, pero al final concluyó con una gran estocada, algo trasera, que tiró al novillo al desolladero sin puntilla.

En su segundo, el extremeño dejó una gran impresión. El novillo metía la cara magníficamente, aprovechando esta circunstancia Silva, que dibujó sobre la arena de La Caverina, naturales, toreo en redondo y hasta dos pases invertidos perfectos con mucha templanza y con la muleta bajísima. Terminó con cuatro pinchazos, gran estocada y aplausos al novillo en el arrastre.

El novillero Andrés Manrique se fue al centro del anillo a esperar de rodillas la salida de su enemigo, al que enjareto una larga cambiada. El novillo, de menor presencia que sus hermanos, se convirtió en la muleta en una astado mirón, tardo, midiendo al novillero. Cada vez que entraba a la muleta lo hacía con la cara muy alta, lanzando derrotes, una cuestión que imposibilitó cualquier faena por parte del novillero, que finalizó con estocada baja y cuatro descabellos.

A ´Careto´, el novillo que por la mañana hirió a un mozo en el encierro, tardó en fijarlo para dejar después una serie de verónicas ajustadísima. Manrique con la muleta empezó muy frío para irse entonando poco a poco, sacando excelentes muletazos por la izquierda. El novillo tenía buena condición pero también picante, el novillero tardó en acomplarse y entenderlo mató de casi entera de efecto inmediato. Recibió una calurosa ovación por parte del público.