No se está tan mal aquí, la verdad. La mala prensa no le hace justicia. Tiene la extensión de tres veces España y hay de todo. Redes de pesca abandonadas, cepillos de dientes, zapatos, muebles, todos los envases que os podáis imaginar. Con piezas de aquí y de allá me he fabricado un todoterreno explorer. Si tienes tendencia a los mareos, no te preocupes. Aunque esta inmensa isla de plástico da vueltas sobre sí misma en mitad del Pacífico, ni te enteras. En esta sopa tóxica, de cuatro millones de toneladas de basura solo falta un ingrediente; gente que colonice y eleve el nivel de podredumbre. O es que ¿hay algo más tóxico que nosotros mismos?