A tiro de piedra de la Trapería murciana se encuentra el Minibar que regenta desde hace dos años y medio el hostelero Antonio Ruiz, un pequeñísimo local en tamaño y grande por la calidad de las tapas y desayunos que nos ofrece. El bar, que durante casi 50 años se denominó Paraíso, hoy lo sigue siendo, un auténtico oasis donde refrescarnos (tienen las cervezas más frescas de la zona) en estas duras mañanas veraniegas mientras hacemos puntuales gestiones bancarias.

En apenas 25 metros se dan cita desde las seis de la mañana exquisitos desayunos (los clásicos de café con leche y tostada por sólo 1,50 euros) o sus más sofisticadas tostadas de pan de cinco cereales. Y, a la hora del aperitivo, las clásicas marineras y matrimonios en los que destaca la calidad de los productos empleados. Deliciosas empanadillas y tortilla de patatas caseras, queso fresco con pimientos, alcachofas con anchoas en salmuera, hueva y mojama, bonito, queso curado y jamón de calidad, bien en plato o servido en bocadillos. Y los viernes marisco cocido, quisquillas, cigalas y un sabrosísimo pulpo al horno que conviene reservar si vamos a llegar después de las once de la mañana.

En el interior del local llama la atención la cuidada decoración, obra de Antonio Vera, que suelen renovar con cada una de las estaciones del año, así como el dibujo de la fachada del la catedral de Murcia, obra del pintor Alfonso Pérez Parra, y el impresionante collage de la zona central que incluye platos, tazas y cubiertos reales adornados de brochazos de pintura verde, negra y naranja.

Cuentan con tres marcas de fresquísima cerveza Estrella, Mahou y Alhambra y vinos de Rioja, Ribera y Jumilla (Juan Gil) y Verdejo de Rueda blanco.