La isla de Ferdinandea es famosa por sus apariciones y desapariciones. No hablo de fantasmas. Está al lado de Sicilia y su origen volcánico hace que sea la isla efímera. Cuando asoma se la disputan italianos, franceses, ingleses, pero también los operadores turísticos. Su última emersión fue en 1831, llegando a tener cinco kilómetros de circunferencia, una altura máxima de sesenta metros y dos pequeños lagos que hacían las delicias de los visitantes; el escritor romántico Sir Walter Scott entre ellos.

Puede ser que se quedase a vivir en ella. Puede ser que acuciado por las deudas tras la quiebra de su editorial, eligiese a L´île Julia -así la llamaban los franceses-, como lugar de retiro definitivo. También puede ser que la muerte del creador de Ivanhoe ocurriese aquí y no en Inglaterra. Puede ser que en el año 2020, Graham -que es como la llaman los británicos-, aparezca de nuevo. En los cuentos, todo, todo, puede ser