En pleno parque natural de las Salinas de San Pedro del Pinatar, frente al Club Náutico y junto a la playa de la Llana, se construyó a principios del pasado siglo XX la que fue la enorme casa del gerente de la Salinera Española. Una impresionante construcción de doble planta en un recinto de casi 6.000 metros que hoy, y desde hace seis años, ocupa el restaurante Mar de Sal.

Un santuario gastronómico donde se venera la cocina mediterránea con productos de primerísima calidad, un precio ajustado y un servicio excelente.

Y es que, desde que dejamos la rotonda que da acceso al puerto deportivo, impresionan los paisajes que van desfilando ante nuestros ojos desde las Salinas con sus aguas rosáceas, repletas de flamencos, y un fresco olor a sal y a mar.

En definitiva, un lugar donde comer o cenar (las puestas de sol y las noches son espectaculares) rodeados de cuidados jardines y con vistas al mar o a impresionantes montañas blancas de sal.

Del 20 de junio al 20 de septiembre abren sus puertas todos los días de la semana, pero en invierno no abren por las noches de domingo a jueves.

Cuentan con múltiples salones, interiores y exteriores, con vistas al puerto, a la playa o a las montañas de sal, además de un pequeño comedor reservado donde se han celebrado en estos años innumerables reuniones empresariales o donde se han tomado sin duda importantes decisiones políticas.

Para grandes eventos, bodas, comuniones o celebraciones de todo tipo disponen, de mayo a octubre, de una impresionante carpa donde atender con comodidad a más de 200 comensales.

«La base de nuestra oferta culinaria se encuentra en la adquisición diaria de productos de primera calidad y elaborados al más puro estilo mediterráneo. Los pescados y mariscos son adquiridos exclusivamente en San Pedro del Pinatar, en Pescados Albaladejo», comenta su propietario, Antonio Ballester Hernández, quien confiesa que, por suerte, la crisis no se ha notado apenas en su establecimiento. «Al contrario, estos últimos años ha sido cuando más hemos crecido y reformado gracias a la afluencia de público y el aumento de contrataciones de eventos y celebraciones. Nuestro lema es: lo importante no es el lugar sino la compañía».

Su clientela es fiel, suelen repetir visita durante todo el año, sobre todo los fines de semana. En verano se produce lógicamente una mayor afluencia de turistas nacionales y extranjeros. Cuentan con aparcamiento propio y unos enmoquetados y extraordinarios jardines con cipreses, palmeras y una rica jardinería donde las parejas de novios pueden inmortalizar fotográficamente los mejores momentos de su enlace.

Por la tarde, tras las espectaculares puestas de sol y las cenas, cuentan con un espacio chill out con sillones, cortinas y grandes sofás donde poder tomar unas copas y escuchar música en un relajado ambiente. Los viernes ofrecen la actuación del cantante Andrés Ballester.

En cuanto a su oferta gastronómica priman los arroces. Ofrecen más de diez variedades. El más demandado es el arroz de la casa, un arroz a banda, aunque en los últimos días está triunfando el novedoso arroz con pulpo y alga wakame que no debemos dejar de probar, pues se trata de una receta propia que no podremos encontrar en otro sitio. Cuentan con tres menús cerrados de 20, 25 y 30, euros además de un menú infantil por sólo 10 euros.

Antes de la comida disponen de una amplísima oferta de aperitivos, como sus langostinos del Mar Menor, sus quisquillas, gamba roja, los lomos de sardina de San Pedro, o su solicitadísima caldereta de bogavante. Una de las especialidades de la casa es su personalísimo y sabrosísimo pulpo a la brasa. Ya para comer podemos optar por sus arroces y caldero del Mar Menor o una amplísima carta de pescados, donde destacan la dorada al horno, los lomos de rodaballo, el asado de lubina, el bacalao al horno sobre salsa de piquillo, o el gallo pedro frito con ajetes.

La oferta de carnes no es menos impresionante, con su solomillo de ternera, entrecot de novillo, chuletón de buey, secreto y solomillo ibéricos o las chuletas de cabrito. En cuanto a los postres, no debemos dejar de probar su exquisita tarta casera de queso o el coullan de chocolate caliente y helado de turrón.

El local ha servido de escenario para rodajes de spots publicitarios, como el de Porsche, o videoclips, como el reciente de la murciana Ruth Lorenzo.